Henri Michaux: viaje al interior de la pintura - 6 de Mayo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 716109337

Henri Michaux: viaje al interior de la pintura

El Premio Nobel de Literatura 1990, Octavio Paz -también un lúcido observador y crítico de arte- escribió en los años 70 para una muestra de Henri Michaux, en París: "Dicen que los puentes no existen o que el movimiento es ilusorio: aunque nos agitamos sin cesar y vamos de una parte a otra, en realidad nunca cambiamos de sitio. Michaux es uno de esos pocos. Fascinado se acerca al borde del precipicio y, desde hace muchos años, mira fijamente. ¿Qué mira? El hueco, la herida, la ausencia", escribía el autor mexicano y concluía: "Para Michaux la pintura ha sido un viaje al interior de sí misma, un descenso espiritual. Una prueba, una pasión".

Henri Michaux (1899-1984) seducía y también desconcertaba con su pintura -como lo hizo con su poesía-, que buscaba llevar a límites insospechados. Pero sin perder sus fines. Reconocido como uno de los grandes poetas del siglo XX, su influencia intelectual gravitó sobre la estética y el pensamiento de autores contemporáneos.

Michaux decía "pinto para desconcertarme". También incomodaba con su vida. Primero ingresó a estudiar medicina en la Universidad de Bruselas, pero abandonó muy luego esa carrera y se alistó como fogonero en un barco de la marina mercante francesa, quería ser marinero aunque su resistencia física no lo acompañó. Al regresar a Bruselas, en 1923, publicó su primer texto, "Cas de folie circulaire". Ese mismo año se fue a vivir a París, donde se fascina con las vanguardias, con el surrealismo. Publica "Les rêves et le jambe", "Qui je fus".

Al principio se presenta como un prosista seco y ligero. Pero pronto emprende vuelo. Se hace amigo del poeta Jules Supervielle, del editor Jean Paulhan y del librero y editor Jacques-Olivier Fourcade, "mi mejor amigo", reconoce. De sus relatos de viaje pasa a sus viajes imaginarios, a textos provocadores y profundos, a una poesía que remece. Su obra nace de las sensaciones del poeta frente al mundo exterior, y experimentará para ello hasta con sustancias alucinógenas.

El enigma de su personalidad

En 1925 empezó con la pintura y la ilustración. Goya, el Conde de Lautréamont, William Blake, los superrealistas y Alfred Jarry son claves en su mirada. Le seduce particularmente una exposición de Paul Klee, también Max Ernst, De Chirico y Salvador Dalí.

En 1937 asumió como editor jefe de la revista Hermes cuyo objetivo era provocar y facilitar confrontaciones entre la filosofía, la mística y la poesía. En 1964 obtuvo el Premio Nacional de las Letras en Francia...

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