Hemingway, el poder y la gloria - 22 de Diciembre de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 482533150

Hemingway, el poder y la gloria

-!Por supuesto que quiero parecerme a Hemingway¡ ¿Quien no? Él era un personaje más grande que la vida misma. Amaba su licor, amaba a las mujeres, era un gran cazador, un gran pescador de aguas profundas. Usó su talento como pocos y escribió una de las obras literarias más importantes del siglo veinte. !Hemingway era un hombre en toda la palabra: hasta decidió su muerte¡ Todo lo hacía bien. Yo quiero ser como él.

Martin Davis, un tipo fornido y de barba blanca, fuma su pipa mientras en Key West se pone el sol sobre los tejados en colores pastel. Davis tiene 62 y es librero en un pueblo a veinte kilómetros del estado de Nueva York. En julio pasado viajó hasta la punta sur de su país -donde terminan los Cayos, en Florida- para tentar suerte por tercera vez.

Del festival anual Días de Hemingway, que atrae cientos de visitantes de las Américas, Europa y Asia, la competencia por el mayor parecido físico con este escritor (nacido en Illinois y quien se suicidó en Idaho en 1961) es su piedra angular. A cuatro horas de Miami, Key West, un tórrido pueblo de espíritu caribeño, de 18 kilómetros cuadrados, en el que la música en vivo resuena desde la mañana hasta la noche, despierta todos los años a su clamor. De todos los rincones llegan los émulos físicos de Ernest Hemingway: desembarcan vestidos con ropa blanca de safari -Hemingway fue fanático de la caza a gran escala en África y dos de sus hijos siguieron su senda-, cuidada barba blanca y, algunos, con sweater y gorro de pescador artesanal porque Ernest atrapó peces espada toda su vida y los exhibió, embalsamados, en sus casas. Algunos aspirantes se dejan engordar, otros se tiñen el pelo, los de más allá engruesan la suela de sus zapatos para crecer unos centímetros: la meta es lograr el máximo parecido físico con el autor de El viejo y el mar. Sólo así pueden optar al título considerado un gran honor.

Hemingway y su escritura se convirtieron en la principal leyenda de los Cayos de Florida desde que en 1928 el escritor aterrizó, por casualidad, en su punta de más al sur. Bipolar desde su nacimiento, bebedor impenitente, genio literario, enamorado y amante de la adrenalina y los deportes extremos, habitó esta isla durante once años: de 1928 a 1939, su período literario más fértil en el que escribió el setenta por ciento de su obra maestra, un récord que cada uno de los 26 mil habitantes de Key West siente como propio. Desde un vendedor hasta un patrón de lancha pueden recitar los grandes títulos que Hemingway generó en el pueblo: desde Muerte en la tardey Por quién doblan las campanashasta Verdes colinas de África, Las nieves de Kilimanjaroy La vida feliz de Francis Macomber. Novelas que casi siempre estuvieron basadas...

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