Un hallazgo en la cordillera de Chillán - 1 de Marzo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 559272982

Un hallazgo en la cordillera de Chillán

Para llegar primero se va en vehículo por el camino a Shangri-La, a ocho kilómetros del hotel, en dirección a Las Trancas. La ruta comienza en el cartel que señaliza Roca Negra. Ahí se puede estacionar. Y luego se parte por un camino de tierra demarcado por vehículos con una pendiente suave. De a poco se adentra en un bosque de coigües, lengas y ñirres. Se puede seguir el zigzagueante camino, claramente demarcado, o acortar por la ladera del cerro, una opción un poco más empinada.

Tras cruzar el bosque, el paisaje se abre y se avistan los volcanes Viejo y Nuevo, ambos con poca nieve en esta época, pero que en invierno son testigos fieles de las taquilleras temporadas de esquí en la región.

Hay que caminar por esta planicie y antes de una hora se llega a un brazo de lava volcánica, solidificada, que corresponde a la erupción del volcán Nuevo de 1906. Es una roca negra de textura afilada que forma cordones que vienen del volcán mismo. Cruzarla hace sentir que uno está en el set de una película épica. El viento atraviesa los agujeros de esta masa de lava dura, produciendo cierto frescor. Disfrútelo: será el único momento en que no sentirá calor.

Tras cruzar esta barrera de lava se llega nuevamente a una zona boscosa. Al salir se alcanza el valle Shangri-La, donde el volcán dejó su huella. Ahí se tiene una panorámica de los volcanes, la lava y el entorno boscoso. Hay un refugio en ruinas que colapsó el año pasado por la cantidad de nieve que cayó. En este lugar se puede descansar. A continuación, la ruta se hace más difícil y la huella que conduce a la cima de Las Cabras se pierde. El guía se hace muy necesario.

Quince minutos después se enfrenta la parte más dura: la montaña de casi dos mil metros, sobre la cual descansa la laguna Huemul. Al principio la subida no es tan dura, ya que hay árboles que amortiguan el calor. Pero ya a la media hora han desaparecido y uno está expuesto cien por ciento a la inclemencia del sol de mediodía.

La pendiente es de tierra suelta, por lo que el polvo es una constante y el ambiente es muy seco. De todas formas corre algo de viento que alivia en parte el calor, pero es malo para los ojos y la garganta: el polvo ataca. Se sube entre rocas y en varios tramos las manos son útiles para agarrarse mientras sube la ladera.

En el ascenso se puede ver el valle de Shangri-La desde arriba, con los volcanes, la lava y los verdes cerros alrededor. Lentamente el camino recorre la ladera de la montaña hacia la derecha y la...

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