Hablar sin marcas: el lenguaje inclusivo busca su destino - 18 de Agosto de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 808774001

Hablar sin marcas: el lenguaje inclusivo busca su destino

De pronto, el todos y todas no bastaba. Y entonces empezó a circular el "todes". La idea venía desde hace algún tiempo, pero el año pasado y al calor de los movimientos feministas que resurgieron en Chile y en todo el mundo hispano, surgió con fuerza la introducción de una forma lingüística aparentemente errada, que abogaba por una inclusión total: utilizar la letra "e" para neutralizar las marcas de género y terminar ya de una vez por todas con masculino general e invisibilizador: los infantes no son solo los niños, son las niñas y los niños, y de pronto mejor que sean "les niñes". ¿O no? Discutida y resistida, la propuesta de lenguaje inclusivo tuvo algo parecido a sus 15 minutos de fama en 2018, con apariciones en noticieros centrales incluida. Pero no se ha ido.Hace dos semanas, la Academia Chilena de la Lengua organizó una conversación pública titulada "Sexo, género y gramática" que justamente abordó las problemáticas derivadas de las nuevas formas para combatir el lenguaje sexista. Impulsada por la directora Adriana Valdés (ver nota secundaria), lejos de rechazar propuestas como el uso de la "e" -y sus alternativas "@" o "x"- le dieron un contexto mostrando lo que ya se ha vuelto ineludible: antes que una cuestión técnica, se trata de un asunto cultural donde no tiene sentido hablar de prácticas erradas. El uso termina imponiéndose como norma, y si esta vez no llega a imponerse, el debate es un recordatorio: el lenguaje está vivo y cambia. Lo cambiamos."El lenguaje es un fenómeno muy complejo. Tiene una parte que es muy biológica, uno aprende a hablar casi como aprende a ver, pero al mismo tiempo tiene una vertiente histórica, social y cultural muy fuerte, de las que nos hacemos conscientes en ocasiones como estas", dice el lingüista de la Universidad Católica Carlos González, precisando que si bien el español a veces parece ser machista, no es la lengua el problema, sino su empleo: una larga historia de dominación masculina política y cultural sobre las mujeres deja innumerables rasgos también en el lenguaje. Y también cambia: alguna vez, cuenta González, se hablaba de alcaldesa únicamente para denominar a la esposa de un alcalde. No se concebía la posibilidad de que una mujer ejerciera como alcaldesa."La lengua no es sí misma discriminadora, sino las personas que usamos esa lengua podemos estar constantemente discriminando con nuestra palabras", dice la lingüista de la UC Alejandra Meneses, y plantea una distinción central: no es lo mismo el género gramatical que afecta a todos los sustantivos...

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