¿De qué hablamos cuando hablamos de fascismo y populismo? - 15 de Abril de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 708710417

¿De qué hablamos cuando hablamos de fascismo y populismo?

El fascismo terminó con Benito Mussolini fusilado el 28 de abril de 1945, y colgado y vejado en Milán al día siguiente. Y con Adolf Hitler suicidándose el 30 de abril, en Berlín. En América Latina, líderes como el argentino Juan Domingo Perón, el venezolano Rómulo Betancourt y el brasileño Getulio Vargas -con orígenes dictatoriales e incluso fascistas, en el caso del primero- tomaron nota de aquel fracaso y llegaron al poder sin romper con la democracia. Se instalaba una nueva alternativa política: el populismo.

"El fascismo y el populismo son dos capítulos distintos de la misma historia, y esa historia es la de la antiilustración, del antiliberalismo, del rechazo a los legados de las revoluciones americana, francesa e incluso las nuestras, en América Latina". Quien habla, al teléfono desde Nueva York, es el historiador argentino Federico Finchelstein (Buenos Aires, 1975), profesor en The New School for Social Research y Eugene Lang College, y autor del libro "Del fascismo al populismo en la historia" (Taurus), que acaba de llegar a librerías chilenas.

No confundir

"La idea sería, a un nivel global, que se piense en la historia de América Latina para entender qué es lo que está pasando actualmente en el mundo. En la Casa Blanca, el líder del país más poderoso del planeta es un populista casi diría que arquetípico. Para entender a Trump tenemos que entender a los primeros populismos en el poder. Y estos se dan en América Latina", dice Finchelstein.

Así como alguna izquierda se apura en llamar "fascista" a sus adversarios, hay quienes tachan como populismo desde la Cuba castrista al segundo mandato de Michelle Bachelet, pasando por Hugo Chávez, Evo Morales, el kirchnerismo, Rafael Correa e incluso Podemos en España. También están los casos de Donald Trump, Marine Le Pen y otros en los que se fusionan los adjetivos. Los "expertos suelen confundir democracia social, política progresista y populismo", se lee en el libro. "Fusionar fascismo y populismo suele llevar a proponer que el statu quo es la única alternativa a las opciones populistas".

Al preguntarle sobre ese uso tan libre de ambos conceptos, Finchelstein responde: "Todas esas denominaciones son históricamente incorrectas". Y agrega: "En el libro hablo de usos y abusos del populismo. El concepto lo planteo en términos de una historia, pero suele utilizárselo como adjetivo, como insulto político. Y en general desde sectores que entienden como populismo cualquier tipo de política que no...

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