Habeas Corpus - 16 de Mayo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 569886734

Habeas Corpus

La Vicaría nació bajo la protección del cardenal Raúl Silva Henríquez, en las salas del palacio arzobispal de Santiago, una decisión que, como subraya Javier Luis Egaña, su primer secretario ejecutivo, buscaba dejar en claro que se constituía como un contrapoder institucional ante el imperio absoluto de la Junta Militar.

Para 1976, los tribunales de justicia habían convertido en una tenebrosa rutina el rechazo a los recursos de amparo (habeas corpus), ante lo cual los abogados de la Vicaría optaron por ir construyendo un archivo de antecedentes que llegó a ser el más importante de América Latina y que permitió, poco a poco, identificar patrones de detención, lugares de reclusión, métodos de interrogatorio e incluso identidades de los agentes. Pero eso no fue suficiente. "Cuando la dictadura anunció el cierre de todos sus campos de detención", recuerda el abogado Héctor Contreras, nació la figura de los detenidos-desaparecidos, la constatación de que los presos ya no solo no serían reconocidos, sino que tampoco estarían en los recintos de las policías políticas.

Uno de los mejores momentos del documental se produce cuando la Vicaría celebra su Simposio Internacional de los Derechos Humanos, en 1978, en los mismos momentos en que ya ha descubierto los cadáveres de los campesinos enterrados en los hornos de Lonquén. La disyuntiva de revelar el hallazgo y con ello alterar el propósito del simposio, o reservarlo para días posteriores, es una de las más difíciles en la historia del organismo y está descrita con lúgubre elocuencia por el mismo Egaña.

El relato se extiende hasta 1985, cuando los...

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