Gustavo Vera El vocero no oficial del Papa - 18 de Noviembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 696950181

Gustavo Vera El vocero no oficial del Papa

La relación entre ambos tiene varios años. En 2008, cuando Vera enfrentaba casi en solitario a las mafias de los talleres de ropa clandestinos -negocio que hoy, a pesar de las denuncias, sigue trabajando para grandes marcas nacionales- recibió tantas presiones que acudió a Bergoglio a sabiendas de que el cardenal -eso era en aquel entonces- había hecho una homilía en la que abordaba el drama de la esclavitud. Bergoglio podía ser un aliado, pensó Vera. Y no se equivocó. Tuvo una audiencia con él de inmediato, y desde entonces mantuvo un trato cotidiano que, con el paso del tiempo, se fue transformando en una amistad.

Ahora, año 2012, toman mate en el local de La Alameda: una fundación creada por Vera donde, entre otras funciones, se asiste legalmente a las víctimas de "reducción a servidumbre". Vera y Bergoglio miran por la ventana y hablan del país, del futuro, de sus propias familias. Al otro lado del vidrio hay un parque. Los domingos, el día "libre" de los costureros -Parque Avellaneda es famoso por la profusión de talleres, no siempre legales-, el césped se llena de familias, normalmente bolivianas, que intentan mirar el cielo antes de que sea la hora de volver al sótano.

Pero hoy no es domingo. Parque Avellaneda es un barrio de aceras vacías.

-Hay algo que no entiendo -le dice Vera a Bergoglio-: viviendo en un cuartito como el tuyo en el Arzobispado, dándole gran parte de tu sueldo a la gente pobre que ves en la calle, viajando en colectivo, yendo a las villas, metiéndote en estos quilombos de la trata de personas y el trabajo esclavo... ¿cómo hiciste para llegar a ser cardenal primado en esta iglesia donde hay tantos estamentos conservadores?

Bergoglio lo mira y responde:

-A ver, cuando yo sentí el llamado de Dios para iniciarme en el seminario, un cura viejo que se dio cuenta de que yo tenía pasta para ser sacerdote, me dijo: "Pibe, te voy a dar un consejo: si querés perdurar en la iglesia tenés que pensar claro y hablar oscuro".

Ambos sonríen en silencio. Bergoglio no tiene por qué explicar lo obvio: que le hizo caso a su mentor. Y, por sobre todas las cosas, no tiene cómo saber los alcances que tendrá esta fórmula en el futuro. Ni Vera ni Bergoglio imaginan que esa lógica astuta -que señala dónde y cuándo callar- hará que el cardenal, un año más tarde y tras la renuncia de Benedicto XVI al pontificado, se transforme en Francisco: el primer Papa latinoamericano de la historia. Una de las figuras políticas más importantes del mundo y un hombre que alterna las grandes líneas estratégicas de la Iglesia católica con finos lazos de afecto con el universo cercano que lo acompañó...

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