La gula higiénica - 26 de Marzo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 672138505

La gula higiénica

"Cuando hay que entregarse con toda plenitud a la función degustadora, conviene recurrir a las delicias del baño caliente y confiarle el cuidado de fortalecer el estómago. La preparación comenzará con una buena lavativa, suavizada (oh, sí, por favor) con una onza de aceite de oliva (si Madame se lo embadurna en los cachetes, cual pepino, podrá Usía usarlo de este otro modo, tanto más necesario)". Y prosigue: "Después del baño, tómese un buen consomé, al que seguirá un paseo o un ejercicio suave de dos o tres horas. De regreso a casa, tómese un leve desayuno (...) y tras pulcro y refinado aseo, acúdase a la comida convocada, a la cual estos preliminares habrán preparado para rendirle el mayor honor posible".

Tanto o más importante que la higiene del comensal, es la del cocinero, especie corrientemente reacia a estas disciplinas. El paladar del cocinero necesita delicadeza exquisita y estar casi virgen (el paladar) para detectar el más mínimo defecto. Pues bien: "La única forma de devolverle la flor perdida, de que recupere ligereza, fuerza y delicadeza, es purgar al cocinero, por mucha resistencia que oponga, ya que los hay que, insensibles a la llamada de la gloria, no ven la necesidad de cuidarse, mientras sigan funcionando. ¿En qué momento aplicarle la lavativa? Sobre esto no hay nada escrito (...) Pero (...) cuando sintáis que sus guisos van cargados con demasiada sal y sabor muy fuerte...

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