El guión más personal de Elena Muñoz - 10 de Noviembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 586659890

El guión más personal de Elena Muñoz

Elena Muñoz, actriz, directora teatral, una de las fundadoras de la mítica compañía "Teatro Aparte", antes docente y hoy guionista del área dramática de Megavisión, detiene su vista en un punto en la nada y se queda en silencio. Mueve sus pupilas veloz, de un lado hacia otro, como si en ese movimiento de ojos, se enfrentara a la proyección imaginaria de varias escenas de su propia vida.

-Yo me cuento mi historia con una casa alrededor -dice-. Una casa que te permite habitar, que te abriga, te cuida, que te permite dormir, que te da cierta privacidad. Es una casa que parte desde los papás de uno y que sigue con los hermanos, los amigos, el marido, que después pasa a ser ex marido, la familia del ex marido que sigue siendo tu familia, los hijos, los amigos de tus hijos, mi pareja actual.

Elena Muñoz habla de esa casa "emocional", desde su casa "material" en La Reina, adonde llegó a vivir hace 19 años con el ex marido del que habla, el también actor Rodrigo Bastidas, padre de sus dos hijos, Milena y Raimundo, de quien se separó sentimentalmente en 2002, después de un matrimonio de 18 años. Pero de quien, luego dirá, no solo no se desvinculó: con él siguió actuando, produciendo y luego escribiendo para televisión. Primero el guión de la célebre "Pituca sin lucas" -que revivió, este año, al área dramática de Megavisión- y hoy el que dará vida a la próxima teleserie del mismo canal.

Además de un piano -que toca Milena, de 27, quien es actriz-, además de un acordeón -que toca Raimundo, de 19, quien es estudiante de primer año de Dirección Audiovisual en la UC-, además de infinitas antigüedades y varias fotos en blanco y negro de distintas personas, en todos los portes, enmarcadas de todas las formas, en su "casa material" hay varias máquinas de coser.

-Siempre vi a mi mamá cosiendo -justifica-. Aprendí de mi mamá que una sábana se puede transformar en la cortina del baño y que la cortina del baño, después más chiquitita, se puede transformar en cojín.

Entonces, empiezan a aparecer las historias y el pasado -literal- de los objetos que decoran su casa y que ella se detiene, con delicadeza, a explicar. Las cenefas de la cortina de su pieza que primero fueron un vestido suyo y después uno de Milena; las cortinas de la cocina que antes fueron una falda; los tapices del sillón del living que antes fueron un cubrecama; el cubrecama de la cama de su hijo que es la suma de varios parches de jeans usados.

-De mis papás he aprendido a reparar. Para mí, la reparación es súper importante en la vida. Tuve la suerte de vivir en una época y en una clase social donde las cosas no se cambiaban, sino que se arreglaban. Es un buen recurso para vivir -se emociona Elena y se excusa diciendo que ella siempre se emociona-. Siempre vi a mi papá maestreando. La casa la pintaban mis hermanos. El pelo a los hombres se lo cortaba mi papá; a las mujeres, mi mamá. Para las Pascuas nos regalaban género, para el Año Nuevo teníamos ropa nueva. Heredábamos cosas de los primos. Arreglábamos los relojes, el chancho eléctrico y la citroneta. Es una súper buena herencia. Mucho mejor que si hubiéramos tenido miles de cosas. Cuando Raimundo era chiquitito tenía "Power Rangers". Y cuando se le rompían agarrábamos una huincha aisladora negra y los arreglábamos. Él tenía Power Rangers nuevos y Power Rangers viejos, reparados. A él le gustaban. Con la Milena hacíamos lo mismo. Reciclábamos la ropa de las muñecas. Es algo que yo traigo y que quise transmitir a los niños. Tenía la certeza de que había que continuarlo. Los juguetes de mis hijos eran imperfectos.

La...

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