La guerra y la paz - 27 de Octubre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 820665253

La guerra y la paz

La noche del domingo pasado el Presidente dijo que estábamos en guerra, expresión poco feliz pero no del todo impertinente, atendida la barbarie de la que comenzábamos a ser testigos. El martes, por su parte, anunciaba un "pacto social" para atender demandas ciudadanas de larga data. ¿Pasamos entonces del capítulo de la guerra al de la paz?Todos quisiéramos una paz fecunda y duradera. Lamentablemente, y así nos enseña la historia, no todas las paces son así de generosas. Por lo pronto, no se advierte contraparte válida con quien firmarla. Quizá se requiera un ajuste mayor en el gabinete para ello; tal vez, cuando estas líneas se publiquen, ello ya será noticia. Aún así, me temo que la paz que se busca por medio del "pacto social" incuba fragilidades estructurales.Resulta inquietante la ausencia en el anuncio presidencial de la inmediata restauración del orden público. Si hay algún clamor de larga data, este es la seguridad ciudadana. Los incendios de 22 estaciones de metro y saqueos de más de 300 supermercados fueron obra del lumpen y la anarquía, coadyuvados lamentablemente por manifestaciones pacíficas que casi invariablemente los precedieron, y que por lo mismo, no por pacíficas, han sido menos responsables de los trágicos desenlaces. Como señaló recientemente un historiador, los cacerolazos en Chile nunca han sido pacíficos. Pero la violencia y la anarquía, si bien pueden ser una novedad para la élite santiaguina, no lo son para el agricultor de La Araucanía, ni para los miles de hogares de las comunas más modestas, que conocen ya desde hace muchos años lo que es vivir en un entorno pleno de riesgos y falto de orden. No hay "pacto social" que valga sin antes extirpar esta lacra, que ahora amenaza con volverse ubicua.Preocupa también que el "pacto social" descanse sobre ejercicios tecnocráticos de una inocencia casi pueril. Se piensa que las demandas sociales pueden ser apaciguadas con redistribución. Resulta al menos sorprendente que se intente una fórmula que ya no funcionó. La administración pasada atendió las demandas por educación gratuita, favoreciendo con especial énfasis a los estudiantes universitarios. Pero fueron ellos mismos quienes desencadenaron la conmoción social actual. Más conocedor de la naturaleza humana que los tecnócratas parece ser Aristóteles, quien hace más de dos mil años advertía: "La avaricia de los hombres es insaciable: al principio basta con dos óbolos solamente, cuando se acostumbran a ello siguen pidiendo...

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