Guardias del millonario robo: 'Si la alarma hubiera funcionado, los pillan en la calle' - 23 de Septiembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 693586377

Guardias del millonario robo: 'Si la alarma hubiera funcionado, los pillan en la calle'

Ambos trabajan en la empresa de custodia de valores Esertval y son quienes estaban en la madrugada del martes a cargo de la custodia del recinto ubicado en la comuna de Independencia, hasta donde llegaron entre seis y siete encapuchados y robaron, en carros de supermercados, $15.954 millones, en lo que es el mayor botín registrado en una asalto en la historia de Chile.

Y aunque no ocultan que las sospechas apuntan hacia ellos, aseguraron a "El Mercurio" que están tranquilos, que son víctimas y no culpables del hecho y que la investigación -que lleva adelante el fiscal Patricio Cooper- "lo va a decir todo".

En su relato, además, muestran la precariedad con que se vigilaban las elevadas sumas de dinero, que ellos más que por sus montos identifican como "bultos".

"Cuando ocurrió el asalto, llegó mi primer jefe, que es gerente contralor, y en vez de preguntarnos cómo estábamos, nos dijo 'por qué no apretaron la 'cagá' de alarma'. La alarma no funcionó. Si hubiera funcionado, los pillan en la calle. Se supone que tenemos dos minutos de reacción de Carabineros al apretar el Alpha II -el sistema de alarma que conecta con la policía- y (no pasó) nada", cuenta Moya.

Todo partió minutos antes de la medianoche del martes, cuando Bravo salió de la empresa, en Independencia, para comprar cigarros. Cuando regresaba, un grupo de encapuchados lo amenazaron, obligándolo a volver al recinto donde solo Moya estaba a cargo del botín.

Abandonar el puesto de trabajo no es inusual, comenta Bravo: "Siempre salimos. Llegas en la mañana, te cambias ropa, pasa un rato para que salgan los camiones. No se puede, pero siempre lo hacemos. Laboralmente sí es un error, pero es algo que se hace a diario".

Y ambos contestan, casi al mismo tiempo, que "siempre" quedan dos guardias durante la noche.

"A veces queda un solo guardia, mientras que otro llega de la ruta como a las 11 de la noche. El que está solo abre el portón, entra el vehículo y ahí recién hay más personas. Yo he quedado solo, él (Bravo) ha quedado solo", afirma Moya, el menor de los vigilantes.

Momentos de tensión

Luego de escuchar el timbre esa noche, recuerda Moya, vio en las cámaras de seguridad a su cuñado solo. Al abrirle, un grupo de personas se abalanzó hacia él: "Nos arrastraron, nos pegaron, nos pasaron a una sala, nos dieron una pateadura. Nos querían matar".

Los desconocidos separaron a los guardias. Cada uno quedó en uno de los tres patios del recinto. A la distancia, relata Moya, escuchaba cómo...

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