Las añoranzas de un grupo de egipcios en Chile - 7 de Febrero de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 247570538

Las añoranzas de un grupo de egipcios en Chile

Contando al embajador, los egipcios en Chile alcanzan apenas para un partido de fútbol. A algunos como Sabri los arrastró el corazón. A otros, las oportunidades negadas en su tierra. Ninguno se despega hoy de Al Jazeera o CNN: temen hallar a un primo, a un hermano, a un amigo del barrio entre los 150 caídos en las revueltas contra el "Faraón", el hasta hace poco invencible Presidente Hosni Mubarak.

Épocas mejores

Los 12.800 kilómetros que separan Santiago de El Cairo tensan el lazo que estos egipcios mantienen con su tierra. Tensión que, en estos momentos de incertidumbre, duele. Dolor, pero también añoranza y felicidad que un puñado de extranjeros destila en las siguientes líneas.

El perfil del egipcio/chileno es: hombre, treintitantos, universitario, musulmán. Como Sabri, un ingeniero civil de 35 años que no ejerció porque lo suyo era la música. En el living de su casa/escuela tiene su rincón nativo con cuadros de encantadores de serpientes, pirámides y un narguile luminoso de 1,80 m.

Casa, porque ahí vive con su señora Danahe y sus dos hijos: Amir, de cinco años, y Karim, de uno. Y escuela, porque en el segundo piso opera Dana Amar, la reputada academia de danza de su mujer.

Sabri gesticula, ríe, habla fuerte. Como todo egipcio, como pocos chilenos: tímidos, hoscos, tacaños, "pero buena gente". Risas. Se pone serio. "Me inquieta por mi familia y porque es mi país. En Egipto corre sangre", dice Sabri, quien todos los miércoles canta y anima las "Noches árabes" del pub "Donde mismo", en Bellavista.

No es el único preocupado.

Viernes, 11:00 horas, Providencia. 12 personas -contando un periodista y un fotógrafo- están frente a la embajada de Egipto. Mohamed Helmy, un egipcio de 37 años que se vino a Chile en 2003 porque los sueldos y trabajos en su país eran una vergüenza, armó el grupo en Facebook "Protestar (sic) de paz contra el gobierno de Mubarak".

Pone un megáfono sobre un notebook para que la canción "Levántate Egipto" retumbe en el tranquilo pasaje. Cuenta que cada vez que vuelve a Alejandría, su ciudad natal, le dicen "Mohamed, llévame contigo". ¿Por qué? "Por lo mismo que te fuiste tú", le responden.

Mohamed tiene un aire al actor Tracy Morgan, pero sin la comedia. Toma el megáfono y recita en árabe unas palabras que luego corean sus compatriotas. Aclara que el embajador es un amigo, una gran persona, que la protesta no es contra él, es contra lo que representa.

Mohamed sabe que es mala la hora, pero querían coincidir con las...

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