Grandes empresarios y el 18 de octubre: sacan lecciones, definen el rol que deben jugar, y llaman a la clase política a cuadrarse contra la violencia
José Manuel Urenda cree que Chile, como cualquier democracia camino al desarrollo, tiene luces y sombras, y que si bien el país logró sacar a millones de la pobreza y gozaba de buenos índices de empleo y movilidad social, "no nos estábamos preocupando de temas como la calidad de educación. Debimos hablar, además, de un buen sistema de salud, vivienda e infraestructura para los más necesitados", dice.Enfatiza que la salud, la educación, la previsión, la vivienda digna -acompañada de una buena y completa infraestructura en su entorno-, y la inmigración, son temas imperativos de mejorar de inmediato, "pero de forma correcta y no populista, técnicamente consensuado y sin descartar a priori ningún método", estima."Pero tan importante como eso es lo que no debemos hacer, y es echar por la borda el sistema económico que nos permitió disminuir la pobreza en solo 14 años desde un 40% a un 16% (1986-2000) y colocarnos a la cabeza del ingreso per cápita de América Latina", plantea. Y agrega: "Ese día lo viví con estupor y sensación de inseguridad, de pérdida de un país que estaba haciendo las cosas bastante bien -el mejor país de Latinoamérica-, y se derrumbaba, destruía y quemaba a vista y paciencia de los chilenos", se lamenta.Similar análisis manifiesta Nicolás Imschenetzky: "Estoy convencido de que Chile es un país mucho mejor que hace 30 años. Eso no me lo contaron, lo viví. El chileno vive mucho mejor que antes y tiene claras muestras de crecimiento y desarrollo. Nos falta, aún hay mucho paño que cortar en temas sociales (...) Pero para mí la base es buena y sobre ella debemos trabajar", dice."Debemos poner a Chile primero y construir grandes acuerdos que nos posibiliten retomar, con las mejoras requeridas, el exitoso camino de desarrollo de nuestro país, excluyendo a quienes solo buscan sembrar odio y dividir", estima Juan Eduardo Errázuriz. Manuela Sánchez advierte que muchas de las "rabias y frustraciones" siguen presentes y el empresariado tiene que trabajar en aquellas que pueda mejorar para crear una mejor sociedad. "En la medida que toda empresa trabaje en esa hoja de ruta, tendremos un mejor país. Tenemos que escuchar más, empatizar, comunicar y actuar en búsqueda de soluciones", dice.Para Jaime Santa Cruz, ha habido dos Chile. "Nosotros vivíamos más bien en uno, pero hay otro muy importante, que es mucho más grande, que sigue teniendo aspiraciones de superarse, de surgir, y no estaba viendo las oportunidades. Se entró en un proceso de desesperación y de no tener nada que perder, y la manera de expresarse fue la que vimos, que se mezcló con otro grupo de gente y se causó una destrucción gigantesca. Me quedó claro el aprendizaje: hay que hacerse cargo, incorporar a todos los chilenos en el proceso de crecimiento del país, y que hay que partir cuanto antes", dice categórico."Nos falta definir un sueño país con mayor integración social y económica. En lo inmediato debemos ser capaces de levantarnos de estas crisis y volver a echar a andar la máquina del crecimiento y la generación de empleos. Poner en movimiento la economía es clave para asegurar la paz y equidad social y no podemos ser ciegos respecto de los logros de los últimos 30 años", propone George Anastassiou.Para Richard von Appen uno de los mayores aprendizajes es que ha faltado diálogo, escuchar y tomar en cuenta la opinión del otro. Y ha faltado empatía para entender las dificultades que tienen muchas personas en su vida cotidiana. "Espero que podamos ponernos de acuerdo en los pilares e incorporar a todas las voces, que sea un país que pueda acoger a todos. La base de todo diálogo es el respeto, aquí nadie es dueño de la verdad y todos debemos estar siempre con la apertura de escuchar las opiniones. Que todo este diálogo sea en un ambiente de paz", dice. Y recalca: "Va a haber cosas en las cuales todos vamos a tener que ceder y acomodarnos en beneficio del bien común".Vivianne Blanlot sintetiza los desafíos que permitirían superar esta crisis: una transformación que permita avanzar hacia una sociedad que ofrezca oportunidades a todos, eliminar la pobreza y la fragilidad económica que enfrenta una alta proporción de los chilenos. Respecto de las tareas para alcanzar ese objetivo, menciona concordar una estrategia de mediano y largo plazo que ofrezca a todos la posibilidad de mayor calidad de vida como fruto de su trabajo. "Esto implica avanzar hacia una economía dinámica, capaz de ofrecer empleos de calidad, e invertir fuertemente en educación y capacitación técnica dirigidas a habilidades para el trabajo del futuro", dice. Para el corto y mediano plazo, será necesario sostener a los sectores más frágiles a través de los programas...
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