La gran cruzada de un emprendedor
Dice que Milton Friedman se equivocó. También que la innovación
en Chile es querer ser como Mark Zuckerberg y que el lucro está denostado. El ganador del premio Emprendedor Social del Año, de revista "Sábado" y Fundación Schwab, no ceja. Su cruzada es el capitalismo 2.0: empresas rentables y con impacto social y ambiental.
por Karim Gálvez. retrato sergio lópez
-Tengo que reducir mi huella de carbono. La verdad es que viajo mucho en avión, recorro largas distancias, me paso arriba del auto.
Lo dice Gonzalo Muñoz, fundador de la compañía de reciclaje TriCiclos, preocupado de predicar con el ejemplo. Desde hace ocho meses vive en Sao Paulo con su familia, quizá una ciudad que no destaca por su amabilidad para un empresario con vocación ambiental, pero sí un buen centro de operaciones para conectarse con los países de Latinoamérica en que TriCiclos está presente.
Muñoz ahora acaba de viajar a México, donde fue premiado por el Foro Económico Mundial como uno de los 31 emprendedores sociales de 2015, junto a otros pioneros del mundo de la salud, educación, empleo e innovación. Fue uno de los finalistas tras ser elegido el año pasado como Emprendedor Social del Año, por revista "Sábado" y Fundación Schwab. Y acaba de enterarse de que la empresa que dirige fue destacada por la revista Forbes como una de las "16 mejores compañías para el mundo".
-Absolutamente, en mis últimos seis años la vida ha superado todas mis expectativas. Nosotros éramos ejecutivos, gente del mundo de los negocios que no teníamos un background en temas sociales y medioambientales. Simplemente queríamos poner nuestras posibilidades más allá de nuestras causas más personales, asumiendo que el mundo necesitaba eso. La gente nos trató de ilusos.
Cofundó TriCiclos en 2009, tras largas conversaciones con sus amigos Nicolás Boetsch, Joaquín Arnolds -quien iba en el avión de la Fuerza Aérea que se estrelló en Juan Fernández en 2011- y Manuel Díaz. Hoy, la compañía está en Chile, Brasil, Argentina y Colombia, trabajan 140 personas que reciben un tercio de las utilidades, recicla cerca de 400 mil kilos mensuales y factura 5 millones de dólares. Y un dato más: fue la primera compañía en Sudamérica en certificarse como empresa B; es decir, que sin renunciar a generar utilidades para sus socios, no olvida su impacto social y ambiental.
-¿Habría sido un emprendedor social si no hubiese vivido las pérdidas de sus amigos y el cáncer de su hija?
-Es evidente que la respuesta es no, no habría...
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