La gradería y la reserva - 25 de Diciembre de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 879386110

La gradería y la reserva

El verano de 2018, cuando nos preparábamos para asumir el gobierno del segundo mandato del Presidente Piñera, lo hacíamos con la épica de convertir a Chile en el primer país de Latinoamérica en alcanzar los niveles de bienestar de un país desarrollado, con el entusiasmo de quienes están en la grilla de largada de un camino que les puede mejorar la vida a 18 millones de personas, con el respaldo de una mayoría contundente de chilenos que habían votado por la opción que lideraba Sebastián Piñera.Nuestra hoja de ruta era clara: teníamos que recuperar la capacidad que había ido perdiendo nuestro país de crecer y crear riqueza. Eso permitiría sumar más recursos al Estado para financiar el necesario gasto social, generaría más empleos para nuestros compatriotas y para absorber al millón y medio de inmigrantes que habían llegado a nuestro país, y abriría más oportunidades para que emprendedores y pymes pudieran transformar sus sueños en realidad.El país venía mal. El crecimiento durante la administración del segundo gobierno de Michelle Bachelet había sido en promedio un paupérrimo 1,7% anual, la inversión había caído durante los cuatro años erosionando las posibilidades de crecimiento futuras, los salarios crecían lento, el desempleo se mantenía cercano al 7% y las finanzas públicas se habían deteriorado significativamente. El déficit estructural no había logrado reducirse y la deuda pública había subido más de 10 puntos porcentuales.Nosotros, el equipo de ministros que había nombrado el Presidente Piñera, partíamos cuatro cero en contra, pero nos precedía la fama de ser el país más goleador y con más triunfos en Latinoamérica en los últimos 30 años. El que más había reducido la pobreza, el que más había aumentado el ingreso per cápita y el que más rápido estaba reduciendo su desigualdad. Teníamos todavía instituciones sólidas: Banco Central autónomo, un mercado de capitales sólido, respeto por la propiedad y por las leyes, etc. Y sabíamos que trabajando mucho, sin agendas personales, con la mirada solamente puesta en mejorarle la calidad de vida a la gente, podíamos y debíamos dar vuelta el partido.Los resultados del primer año de gobierno muestran que íbamos por el camino correcto. En 2018 el crecimiento económico fue cercano al 4%, la inversión volvió a crecer, el desempleo comenzó a ceder y la creación de nuevas empresas se elevó a niveles récord.Quiero ser extremadamente sincero. Siempre pensé que los chilenos éramos un solo equipo, a veces...

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