'Hay un golpe noticioso a partir de ese bono que rompe confianzas'
"La verdad es que estaba muy contento en donde estaba trabajando -presidente ejecutivo del proyecto hidroeléctrico Alto Maipo-, y volver a algo que era más público significaba un cambio importante. Me puse nervioso, conversé con mi esposa, y mi señora me dijo: 'Tú has estado repetidamente diciendo que hay que ayudar a Jorge Burgos y a Rodrigo Valdés. Si dices que no, vas a quedar con peso de conciencia'. Entonces llamé de nuevo al ministro después de unas horas y le dije que aceptaba", afirma Rodríguez.
Ya instalado en el cargo de presidente de BancoEstado, se ha dedicado a "absorber información como loco, a conocer gente que no conocía" para restablecer una alianza estratégica con los trabajadores, que no estuvo presente en la última negociación colectiva que enfrentó la empresa, estima.
A principios de septiembre, el comité ejecutivo de BancoEstado y el sindicato que agrupa a más de 9.300 trabajadores acordaron un convenio colectivo para los próximos 27 meses, que incluye un bono de fin de conflicto por $6,3 millones por trabajador, equivalentes a unos US$ 84 millones.
Esta cifra representa el 51% de las utilidades obtenidas por la entidad en el primer semestre de este año y un tercio de las ganancias correspondientes al cierre de 2014. El nuevo pacto representa para el banco un incremento del costo total de la planilla de 1,7%, contraviniendo un instructivo del Ministerio de Hacienda que ordenaba que ese incremento no podía superar el 1%.
En esta, su primera entrevista como presidente de BancoEstado, Rodríguez Grossi analiza a fondo los efectos de esa negociación, la salida de Larraín y el futuro de esta entidad financiera.
-¿Cuál es su diagnóstico de la salida del cargo de Guillermo Larraín?
"Mi interpretación es directa y tiene que ver con el hecho de existir una instrucción del dueño, del ministro de Hacienda que representa a los dueños del Banco, de no pasar de un 1% real de aumento de la planilla de remuneraciones, y el resultado de la negociación colectiva terminó en 1,7%. Esta renuncia de Guillermo resulta como señal de un resultado no logrado. Mi versión no es más complicada que eso".
Yo me alegro de no haber estado en esa situación
La negociación del convenio colectivo en BancoEstado se dio en un complejo contexto político y económico. Por una parte, Hacienda trataba de convencer a todos los actores políticos sobre la necesidad de ser austeros en el uso de los recursos, de cara a un 2016 que se vislumbra difícil. Pero en paralelo, La Moneda monitoreaba con preocupación el efecto combinado que podría tener una huelga en BancoEstado, más el debate sobre la reforma laboral y la protesta de los camiones que viajaban a Santiago. Para muchos conocedores de la negociación, Larraín finalmente optó por oír las señales políticas y contener la amenaza de huelga, a costa de ignorar el instructivo de su jefe directo, que es el ministro de Hacienda.
-¿No considera que Larraín fue el pato de la boda, pensando que si bien existía ese instructivo de Hacienda, también había fuertes presiones en el sentido de que el país estaba discutiendo una reforma laboral y había un grado de conflictividad importante con los camioneros que venían a Santiago?
"Yo no puedo juzgar si la decisión que tomó Guillermo fue o no la mejor. En algún medio salió un titular muy bueno que hablaba de solución mala o pésima. Yo creo que fue muy complejo, pero creo que el tema tiene que ver con que estamos pasando por años que van a ser bastante flojos para la economía de Chile, y el ejemplo que da una institución como esta, no acatando una instrucción que es muy importante para el Gobierno en términos de mantener un relativo equilibrio fiscal, a mí me parece que es lo más importante de todo. Otro tema que yo no conozco son las circunstancias en que se tomó la decisión".
-¿Qué hubiera hecho usted?
"Yo me alegro de no haber estado en esa situación".
-Pero le va a tocar.
"Me va a tocar, pero ojalá que no sea...
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