El gesto paródico de la realidad - 26 de Julio de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 800464701

El gesto paródico de la realidad

EL DRAMATURGO Y ACTOR ALEJANDRO SIEVEKING ES QUIZÁS EL ÚLTIMO SOBREVIVIENTE DE LA GENERACIÓN DEL TEATRO UNIVERSITARIO, ese grupo de talentosos autores que escribieron durante las décadas del 50 y 60, impulsando una renovación y fundación de la dramaturgia nacional. Sieveking fue uno de los autores íconos del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica (TEUC). Presentó obras emblemáticas de la historia del teatro chileno, como "Ánimas de día claro" (1961) y "La remolienda" (1965), ambas dirigidas por Víctor Jara. Es por eso que resulta poderoso e inspirador verlo en el escenario actuando, con 84 años, en una obra de su reciente producción, "Todos mienten y se van", bajo la dirección de Alejandro Goic, líder de Bufón negro y con una amplia trayectoria en dirección.Sieveking es un teatrero inmenso que lo hizo merecedor, algo tarde, del Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales en 2017. Su prolífica escritura dramatúrgica ha experimentando con distintos temas y registros, ahí están las obras más políticas ("Tres tristes tigres"), como las más juguetonas ("Pobre Inés, sentada ahí"). En tanto, como actor ha destacado en roles teatrales clásicos y modernos y cinematográficos ("Play", "Gatos viejos", "El club", entre otros). Y, como si fuera poco, escribe una trilogía que se inició con "Todo pasajero debe descender" (2012).Se trata de un dramaturgo alejado de lo obvio. Sus obras toman elementos de la realidad que él tuerce y esconde en una pátina absurda. Sus tramas nos confunden y desconciertan hasta que jalamos la hebra de su intención. En este caso, nos sitúa en un café capitalino en el que confluyen cuatro historias paralelas que se cruzan de modo funcional pero no esencial. Hasta ese café céntrico llega una pareja mayor: Anita Reeves, encarnando a una actriz que fue famosa, y Alejandro Sieveking, como un escritor que ha obtenido fama recientemente y que ahora corteja a una mujer más joven. Ahí son atendidos por un tímido mozo que es acosado por la dueña del café que solo quiere tener sexo con él, y una pareja de homosexuales glamorosos que quiere contratar los servicios sexuales de un tercero, cuyo trabajo es manejado por su mujer que lo ama, se supone, pero lo arrienda para castings y tríos. Y, por último, una pareja de jóvenes millennials que solo ven sus celulares en otra mesa. Todo es exagerado, paródico.Un punto alto del montaje es la presentación de los personajes, con una voz en off que lee las didascalias de sus...

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