Los genuinos tapices de Carolina Yrarrázaval: la imperfección de la belleza - 6 de Junio de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 868762683

Los genuinos tapices de Carolina Yrarrázaval: la imperfección de la belleza

En el país de las hermosas pinturas del mundo flotante de la Escuela Ukiyo E, del período Edo, y del genial Hokusai y sus universales 36 vistas del Monte Fuji, el fino arte textil tiene también una historia milenaria. "Los japoneses mantienen y protegen con orgullo sus tradiciones textiles. Me conmueven de ellas la delicadeza y el desarrollo de la presencia y la fuerza del vacío", señala Carolina Yrarrázaval (1960), una de las artistas más sobresalientes de esta expresión en la escena nacional, con 40 años de trayectoria.Premio de la Crítica de Arte 2013, en la actualidad está exponiendo en uno de los espacios gravitantes del arte textil en Japón, "Gallery", ubicado en la antigua ciudad de Kioto (aún con sus cerezos en flor). El director del Museo de Arte Moderno, Kikkan Terakubo, adquirió grandes tapices de Carolina Yrarrázaval para el museo. "Eligió el telar "Medioevo", en crudo y negro, y "Entrelazado", tejido en yute, lino y algodón". La exposición ha sido particularmente celebrada por la crítica y expertos de ese país."Los artistas japoneses han recomendado ir a ver mi muestra, que exhibe técnicas y formas de mucho interés, según dicen. Es muy bonito el reconocimiento de mis fantásticos pares de esa cultura", cuenta a "Artes y Letras". Y subraya "el valor de la sombra y las sutilezas de la estética japonesa". El arte textil es tan esencial en Japón que es motivo en obras literarias como la delicada y profunda novela "Kioto", de Yasunari Kawabata, Premio Nobel de Literatura 1968.Pero, al mismo tiempo, Carolina Yrarrázaval está exponiendo en Nueva York, en el centro "Browngrotta arts". Participa en una colectiva con más de 50 artistas de diversos países. "Todos están con una sola obra y fui la única elegida con más de 10 tapices". Sus refinados exponentes contemporáneos y minimalistas, contenidos en color, parecen desplazarse en el espacio; "en un montaje novedoso que invita a un juego visual, táctil, sensual".La artista vive, desde hace unos años, "entre las rocas, los pinos y el mar", en la comunidad Los Chaguales, en Punta de Tralca, que fundaron en los años 80 su padre, el artista Ricardo Yrarrázaval, con Nemesio Antúnez, Carmen Waugh, los Balmes y otros próceres del mundo creativo que vivían allí, junto a otros creadores que los visitaban como Enrique Zañartu, su atormentado y genial tío, el poeta Renato Yrarrázaval o el fotógrafo de Magnum Keko Larraín, como le llamaban sus amigos. "Conservo aquí un taller con dos antiguos telares...

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