Génova Paso a paso - 3 de Septiembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 692568253

Génova Paso a paso

¿Por qué? ¿Por qué si Charles Dickens se fascinó con ella, y Petrarca la llamó: "La Señora del Mar"? ¿Por qué si Oscar Wilde, Gustave Flaubert y Mary Shelley sucumbieron a sus encantos, por qué entonces no conocemos más de Génova? ¿Por qué no la visitamos más? ¿No la caminamos más?

¿Por qué si es la ciudad de Cristóbal Colón y de Nicolo Paganini, no sabemos más de su cultura?

¿Por qué si tiene un pasado esplendoroso, fue una poderosa República y 42 de sus palacios son Patrimonio de la Humanidad, la dejamos tan a la sombra de Roma, o de Venecia, o de Florencia?

Sentada en el Cambi, uno de sus cafés más tradicionales (Vico Falamonica 9r), pienso en todo lo que he visto en un fin de semana largo y me lanzo a la tarea de compartir algunas de las maravillas de la injustamente olvidada Génova. Y vuelvo a Dickens, porque lo que el famoso escritor inglés dijo de ella en el siglo XIX sigue siendo hoy tan válido como entonces. En su libro Imágenes de Italia, la describió así:

"Es un lugar que crece sobre uno todos los días. Siempre hay algo nuevo por descubrir. Tiene los callejones más extraordinarios... Puedes perderte veinte veces por día si lo deseas y reaparecer de la manera más sorprendente e inesperada. Está llena de los contrastes más curiosos: cosas pintorescas, horribles, mezquinas, espléndidas, deliciosas y ofensivas surgen ante los ojos en cada esquina...".

Tal cual.

El laberinto y los lujos

Para entender Génova hay que retroceder al menos hasta la Edad Media y echar a andar la imaginación. El puerto es bullicioso y activo. Sórdido. El comercio florece y el dinero abunda, pero -igual que ahora- está en manos de pocos. El anaranjado y el verde se van constituyendo en los colores típicos de la ciudad. A poca distancia se forman los caruggi, caótico laberinto de estrechas calles que terminarán convirtiendo al centro histórico en uno de los más grandes y atractivos del continente.

Recorrerlas hoy es fascinante. En ellas, la belleza y la miseria se toman de la mano; los bares se mezclan con templetes votivos donados por antiguas congregaciones para iluminar de noche a los paseantes; el barrio rojo convive con iglesias ricamente decoradas con frescos y relieves; las tiendas, con hermosísimas fuentes; los restaurantes, con colecciones de arte. Lo mejor es entrar y dejarse llevar. Eventualmente siempre se llega a algún sitio reconocible.

Los caruggi son uno de los sectores que los genoveses privilegian para caminar y que los jóvenes prefieren para carretear. Los bares generalmente abren hasta las 2 de la mañana y hay locales para todo gusto: íntimos, taquilleros, con pinta de fuente de soda o trendies.

La...

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