Gano poco, pero trabajo en lo que me gusta - 30 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 526041458

Gano poco, pero trabajo en lo que me gusta

"Ahora los chiquillos no quieren plata, quieren cambiar el mundo. Quieren hacer cosas que van más allá. No sé si es la mayoría, pero sí hay muchos que quieren dedicar su vida a algo que les haga sentido", dice.

Para algunos jóvenes, un empleo bien remunerado ya no es suficiente. Necesitan algo más. La psicóloga, académica de la U. Diego Portales y experta en comportamiento y desarrollo organizacional, Silvia Ascensio, explica: "La nueva generación que ingresa al mercado laboral muestra una concepción del trabajo muy distinta a la de generaciones anteriores. Buscan que su trabajo tenga significado. Quieren sentirse útiles, ayudar a la comunidad, a quienes perciben como más vulnerables. No es raro que accedan a trabajos en los que reciben poco ingreso, pero que les da la satisfacción de sentir que son un aporte. Buscan más calidad que nivel de vida".

Comodidad versus autorrealización

Es 2008 y Álvaro Valverde (31), recién titulado, trabaja como psicólogo laboral para una consultora pequeña en Copiapó. Tiene 25 años y un sueldo base de 1 millón 500 mil pesos. A veces, por capacitaciones extras, puede recibir hasta 3 millones 500 mil. Álvaro lleva un año trabajando y ya tiene el pie para comprar una casa. Está negociando con un banco un crédito para hacerlo. Pero no está contento. No se siente realizado. En la consultora hay una oficina donde un psicólogo y un psiquiatra atienden a niños, y él los mira de reojo, con ganas de hacer lo mismo.

Cuando Álvaro toma un bus hacia Arica, adonde va de vacaciones a ver a su familia, siente alivio: "Sentía que estaba trabajando por la plata, pero eso no me llenaba. Además, me pedían aplicar tests para que la gente subiera a las minas y me obligaban a aprobarlos. Sentía asco, al final ya no quería ni mirar esos informes. Estaba encerrado, solo en Copiapó y aplicando pruebas que no le servían a nadie", relata.

En Arica, una amiga le recuerda lo mucho que le gustaba trabajar con niños. Y cuando ya le quedan pocos días para regresar, le ofrecen un trabajo en un programa de intervención del Sename para niños vulnerados, a través de una ONG. El sueldo es el 20 por ciento de lo que gana en Copiapó, pero Álvaro acepta y renuncia a la consultora. En paralelo lo llaman de la mina Collahuasi para que sea psicólogo laboral, pero rechaza la jugosa oferta. Llama a la ejecutiva del banco para cancelar el proceso del crédito hipotecario. "En ese nuevo trabajo empecé a ser feliz. Me complementaba bien con los niños y aprendí que podía vivir con poco. Me basta para lo básico, la plata no era una proyección para mí", dice.

Es 6 de enero de 2011. Josefina Hugues (26) está dando su examen de grado para titularse como ingeniera comercial de la U. Adolfo Ibáñez. Le va bien. Sabe que los...

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