Los muchos futuros del cine - 14 de Febrero de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 593565666

Los muchos futuros del cine

Rodaría la totalidad del Episodio 2 de "Star Wars" en formato digital, sin recurrir a cámaras analógicas ni a películas de 35 mm. E iba más lejos: dijo que antes de finalizar la nueva década los cines proyectarían todo a partir de discos duros. Que los días del proyeccionista, las bobinas de acetato y los cambios de rollo estaban contados.

Nadie le creyó.

Ni los exhibidores -que no querían arriesgarse a renovar toda su infraestructura- ni los puristas, que concebían al cine como un efecto tanto óptico como fotoquímico: una tira de imágenes que corre frente a un haz de luz, creando la ilusión de movimiento.

Pero aquí estamos. Quince años más tarde, en un mundo de salas digitales y películas convertidas en gigantescos archivos de bits. Quien tenga la chance de ver una proyección en 35 mm en estos días debería sentirse muy afortunado. Equivale a ver un cuadro muy antiguo en un museo.

El futuro llegó y nos maravilló por un par de minutos. Pero luego, el futuro se fue y continuamos viendo películas como si nada. O, mejor dicho, como siempre: sin preocuparnos demasiado de formatos, novedades y predicciones de lo que vendrá. La forma más efectiva de darnos cuenta que el suelo bajo nuestros pies cambia sin parar no tiene relación con la tecnología del mañana, sino con lo que ya no está. Con lo que se nos escapa. Con lo que muere y -sobre todo- los que mueren.

Si algo enseña la llorada y reciente partida de David Bowie, Alan Rickman, Ettore Scola y Jacques Rivette, entre otros, es que el siglo XX audiovisual -tal como algunos de nosotros lo conocimos y disfrutamos- se desvanece sin remedio. Intentar evocarlo ya no es un ejercicio automático, algo que se lleva bajo la piel, sino que es producto de esfuerzo, dedicada investigación y una buena cuota de aproximación y fantasía.

En su momento, pocos realizadores lo vieron con tanta claridad como James Cameron, quien finalizó la pasada centuria recreando puntillosamente uno de los eventos que la gatillaron -el hundimiento del Titanic, en abril de 1912-, y cuyo primer filme del nuevo milenio fue "Avatar" (2009), un animal totalmente distinto, donde nada de lo que vemos es "real", donde los actores facilitan su imagen para que animadores trabajen sobre esta, y el formato 3D ya no es una decoración, sino que forma parte del propio tejido del material.

Sin embargo, ni el adelantado James fue capaz de predecir que la verdadera revolución de estos años tenía poco que ver con innovaciones técnicas y sí mucho con...

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