Un futbolista de la cota mil
Portal La Dehesa. Primera pregunta:
-¿Vienes seguido por aquí?
Santiago Dittborn toma un sorbo de su jugo.
-Vivo cerca.
En un deporte dominado por jóvenes que han salido de poblaciones marginales, que han estudiado en las escuelas más vulnerables del país, que se criaron en canchas de tierra, que provienen de familias monoparentales y que se salvaron de milagro de seguir en la pobreza, casos como el de Santiago Dittborn son una excepción.
El volante de la Universidad Católica, un futbolista hábil con la zurda, está lejos de contar una historia de carencias, de falta de oportunidades y de canchas secas, malas y duras. La suya es, más bien, una historia escasa en el fútbol chileno: la del chico que lo tiene todo y que, sin embargo, opta por renunciar a su círculo, a sus redes y a la seguridad, e ingresa a un mundo que no le da ninguna garantía.
Antes, en los 90, esa misma historia la contó Sebastián Rozental, en los 80 Lukas Tudor, en los 70 Manuel Pellegrini y en los 60 Tito Fouillioux. Hoy, aparte de Dittborn, caminos similares han tomado José Pedro Fuenzalida, de Colo Colo; Marco Biskupovic, de U. Católica; Lucas Domínguez, de Audax Italiano; Diego Rosende, de Palestino; Milovan Mirosevic, hoy en EE.UU. o Felipe Seymur, en Italia.
-Lo lógico para mí era entrar a la universidad, seguir una carrera y tener un buen trabajo. El fútbol es raro, puedes estar muy bien un día y muy mal al otro, es difícil -dice Dittborn, de 19 años.
De hecho, dio la PSU, se matriculó en Ingeniería Comercial en la U. Andrés Bello, pero rápidamente se dio cuenta de que no podía hacer las dos cosas. Era uno u lo otro.
Hijo de un empresario ligado a la venta de repuestos de automóviles, Dittborn estudió en el Verbo Divino. Es el cuarto de seis hermanos, entre los que hay un ingeniero, un estudiante de Derecho y una estudiante de Administración de empresas. Pero en ellos siempre prevaleció el gen del deporte: uno fue campeón nacional de equitación y compitió en Brasil, mientras que la hermana mayor de Santiago fue vicecampeona sudamericana de salto largo y llegó a los Panamericanos juveniles de Trinidad y Tobago.
Así que la inclinación por el fútbol de Dittborn no pilló de sorpresa a la familia.
-Tengo fotos de Santiago de cuando tenía tres, cuatro años, con una pelota al lado -dice su padre, Felipe Dittborn-. En vez de ver los monitos animados en la tele, veía fútbol.
Su destino cambió a los 11 años, cuando Alfonso Garcés, jefe de captación del área formativa de la...
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