Fuerzas iraquíes acorralan al Estado Islámico en Tikrit en su mayor contraofensiva
La victoria de la mayor operación contra el Estado Islámico (EI), desde que tomó el control del país hace nueve meses, es tanto estratégica como simbólica. La pérdida de esta ciudad por parte de los rebeldes representa para Bagdad un importante paso en la búsqueda de la recuperación de Mosul, la segunda ciudad de Irak y principal bastión del EI en el país, y significa la derrota más grave hasta ahora para los yihadistas. Su caída en manos del EI el año pasado supuso un golpe para Irak que se tradujo en la sustitución al frente del gobierno de Nuri al Maliki por Haider al Abadi.
Hasta 2.000 endurecidos yihadistas se refugiaron en el antiguo palacio de Hussein -el ex Presidente iraquí derrocado en 2003 y luego ejecutado- y otros edificios gubernamentales en el centro de Tikrit, situada a 170 kilómetros al norte de Bagdad, mientras las tropas progubernamentales se preparaban ayer para un esfuerzo final para tomar la ciudad e izaban la bandera iraquí en varios edificios. Sin embargo, el avance era lento y las fuerzas actuaban con cautela en la conquista de los terrenos debido al riesgo de bombas en las carreteras y trampas explosivas en los suelos, afirmaron las autoridades.
"No nos enfrentamos a combatientes cara a cara, sino a un terreno minado y a francotiradores", explicó un oficial de alto rango a France Presse. Es un laborioso proceso que cuesta "30 minutos por calle", señaló otro militar. Otra de las dificultades fue que los yihadistas volaron un puente sobre el río Tigris que une el centro de Tikrit, capital de la provincia de Saladino, con la ciudad de Al-Alam, situada a 15 kilómetros al este.
Los portavoces militares aseguraron que algunos de los combatientes huían. "Los terroristas se están apoderando de los coches de los civiles que intentan huir de los combates y tratando de organizar una escapada", declaró el general de policía Kheyon Rashide, a la televisión estatal Iraqiya.
Otros ataques
El avance de las tropas, integradas por unos 30.000 hombres y que incluye a milicianos iraníes, pero no a la coalición internacional liderada por EE.UU., dejó ayer a los rebeldes con pocas posibilidades, a pesar de que los analistas afirman que los que quedaron lucharán hasta la muerte, señala The Times.
Mientras se producían los combates en Tikrit, el EI lanzó en Ramadi, al suroeste, y contra posiciones kurdas, al noreste, una serie de ataques suicidas en un intento por reducir la presión sobre sus fuerzas.
La gran mayoría de los habitantes de...
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