Una Francia ultra blindada conmemora un año de los atentados terroristas en París
Mariona, española residente en París desde hace 12 años, resume así estos doce meses que Francia, pero sobre todo París, ha vivido desde los horribles atentados del grupo Estado Islámico (EI) que dejaron un saldo de 130 muertos y más de 400 heridos en la capital francesa.
El polémico estado de emergencia decretado apenas se produjeron los ataques sigue aún vigente, pues después de París, 84 personas murieron en Niza atropelladas por un camión conducido por un hombre radicalizado; una pareja de policías fue asesinada en la periferia de la capital y un sacerdote fue degollado en Normandía. Todos, actos reivindicados por el EI.
En virtud del estado de emergencia, que fue incluido en la Constitución en marzo pasado, y cuestionado por ONG's de derechos humanos y algunos jueces, el Ejecutivo puede restringir las libertades individuales realizando pesquisas, escuchas y vigilancia de sitios sensibles sin permiso del poder judicial.
A estas medidas se sumó, además, el 3 de junio pasado, la promulgación de una ley que permite a la policía, por ejemplo, realizar allanamientos de noche en casas de sospechosos, revisar equipajes, detener a una persona durante cuatro horas y recurrir a nuevas herramientas de interceptación de las comunicaciones. Los uniformados pueden usar sus armas incluso si no están en servicio, y tienen "irresponsabilidad penal" si las usan en caso de una acción terrorista. A nivel judicial, las herramientas de la justicia antiterrorista han sido aumentadas, al igual que los castigos.
Esta semana, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, se jactaba que gracias a estas herramientas, más de 4.000 pesquisas han sido realizadas en el país, y 89 personas están en detención domiciliaria. Otras 360 han sido detenidas en investigaciones antiterroristas y más de 350 investigaciones están en curso, y en ellas, 1.400 personas están involucradas. El gobierno insiste en la necesidad de estas medidas, porque la amenaza yihadista continúa.
Controles cotidianos
En la práctica, los franceses han debido acostumbrarse, un poco a la fuerza, a que cada vez que van a un centro comercial, a un evento, al teatro o a un concierto, haya que llegar con anticipación para que guardias privados les revisen los bolsos y las chaquetas si es que no les hacen pasar directamente por un pórtico detector de metales. Se han habituado también a cruzarse con patrullas que forman parte de los 100 mil policías, militares y reservistas que fueron desplegados como parte...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba