¿Francia olvidó a Camus? - 8 de Noviembre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 744768537

¿Francia olvidó a Camus?

Albert Camus es tal vez el intelectual francés del siglo XX que mejor sorteó -con integridad y coherencia ética y filosófica- las trampas que una polarización ideológica, en el contexto de la Guerra Fría, le interpuso en el camino a toda una generación. Era fácil perderse. Sartre es el ejemplo más palmario de ello: su silencio y complicidad con las atrocidades que ocurrían en los países tras la "cortina de hierro" le costaron caro a la larga. Nadie puede negar su contribución a la filosofía y a la literatura, pero su ceguera y su silencio ante el totalitarismo de Europa del Este impiden que su figura se agigante con el tiempo, que es lo que ocurre con Camus.Para Camus, un muchacho francés nacido en Argelia, es decir, un hijo de la periferia en todo sentido y un intelectual con su corazón en la izquierda, era mucho más arduo saltar por encima de las legítimas rabias acumuladas por décadas de colonialismo francés. En su caso, parecía obvio y esperable que terminara justificando cualquier medio para enfrentarse a un Estado que había humillado a su patria de origen. Pero Camus nunca perdió el norte ni se dejó embaucar por los cantos de sirena de un maquiavelismo que adhería a "el fin justifica los medios". Camus, en su lúcido ensayo "El hombre rebelde", le da a la rebeldía humana (metafísica y política) un estatuto ontológico: "soy rebelde, por lo tanto soy". Pero con la misma convicción, desenmascara al terrorismo como una de las formas alienadas de la rebeldía humana. Para él, el terror como arma política es una de las formas del nihilismo contemporáneo ante el cual no hay que sucumbir.En su obra de teatro "Los Justos" ejemplifica de manera muy vívida los duros debates al interior de una célula clandestina rusa cuyo objetivo era atentar contra un alto funcionario del zarismo a la entrada de un teatro. El joven, un muchacho lleno de ilusiones y deseo genuino de justicia, al ver que junto al zar, en la misma carroza, venían unos niños, los sobrinos, decide no lanzar la bomba. Camus habría hecho lo mismo. El terror es inaceptable ética y políticamente...

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