El francés que se comió el mundo - 18 de Marzo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 671599261

El francés que se comió el mundo

-¿Y?, ¿ya sabes qué vas a cocinar?

Ya en la cocina, Alain, de 71 años, dispone de sus utensilios y productos sobre el mesón: un mango, una caja de cuscús, cilantro, menta y unos camarones que, dentro de poco, freirá y sazonará con miel. Antes preparará un tabulé: una receta de África del norte que aprendió en los 80, en Casablanca, Marruecos.

Vestido con una camisa azul en la que está dibujado un velero que recorre el mar, el francés recuerda que con las mismas manos que preparó los choritos marineros que le dieron el pase a la tercera temporada del programa MasterChef, de Canal 13, durante 42 años giró los timones de decenas de barcos en los que recorrió el mundo.

-Al final, cocinar es como navegar -dice Alain a manera de introducción-. Yo viví aventuras toda mi vida, y esta solo es la última.

Hambre de mar

Alain Veyser nació en Saint Etienne, en el centro de Francia. Su madre trabajaba preparando remedios en una farmacia y su padre era un inmigrante ruso que sobrevivió a un campo de concentración en Polonia. Era una familia judía que por esos años buscaba establecerse, y para eso, recuerda Alain, se mudaron a Burdeos en busca de mejores oportunidades.

La Segunda Guerra Mundial recién había terminado y Francia era territorio ocupado, por lo que era complicado conseguir alimentos. Su familia vivía en un departamento de una habitación y la comida escaseaba: el desayuno solía ser un trozo de arenque ahumado con una papa cocida y la mitad de una cebolla cruda; y la cena, una sopa. Del almuerzo, ni hablar:

-No teníamos plata para comer entremedio. Aprendí a cocinar porque siempre tenía hambre.

Los días más felices de Alain eran cuando su acaudalado tío Abraham, un proveedor de empresas navieras, visitaba a la familia en Burdeos. Apenas llegaba, pasaba a buscar a su sobrino y se iba con él al puerto para recorrer las embarcaciones que debía abastecer. A los 7 años, dice Alain, entró a un barco y se dio cuenta de que a bordo todos hablaban idiomas distintos: sueco, polaco, italiano, español. Entonces le dijo a su tío que cuando grande quería ser capitán de barco.

A los 15 comenzó a prepararse. Uno de sus compañeros de clase tenía un velero de seis metros y durante las vacaciones salían a navegar por la bahía de Arcachón, cerca de Burdeos, donde aprendió sus primeras nociones de navegación.

En una de las visitas, su tío le preguntó qué quería para su próximo cumpleaños.

-Un barco -le respondió.

Egresado como bachiller en matemáticas, cuando terminó el colegio Alain se fue de su casa. Partió a París donde, luego de instalarse en una buhardilla, buscó trabajo. En el día estudiaba para convertirse en técnico en obras públicas y por las noches trabajaba descargando camiones en un mercado. Cuando tenía tiempo libre, estudiaba cartas marítimas y técnicas de navegación astronómica. Como no tenía mucho dinero, dice, se abastecía de alimentos en el mismo mercado donde trabajaba: cuando terminaba la feria, se paseaba y recogía las verduras y hortalizas mustias que...

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