Fragmentos de una muerte brutal - 20 de Enero de 2024 - El Mercurio - Noticias - VLEX 976545620

Fragmentos de una muerte brutal

"A mi mamá siempre la acepté , nunca me dio vergüenza andar con ella en la calle ni que se vistiera como hombre", confiesa Javiera Sepúlveda, de 25 años, tratando de contener el llanto, mientras Aymara, de ocho, la mira fijamente. Ellas son la hija y la nieta de Sandra Almeida Lizama, lesbiana de 58 años, quien fue brutalmente asesinada el lunes 27 de noviembre pasado, a pocas cuadras de su casa.La vida de Sandra fue dura y estuvo cruzada por la pobreza, aunque nunca ocultó su atracción por las mujeres y su afinidad con todo lo masculino. Ya a los 5 años le exigía a su mamá usar ropa de hombre y hasta su muerte coleccionó bolitas y autos de juguete.Hace 15 años, Sandra y su hija pudieron dejar el campamento donde vivían y lograron su casa definitiva, en la población Lo Hermida, en Lo Barnechea. Ubicada en avenida San José de la Sierra, con acceso directo desde la Costanera Norte, es imposible obviar el evidente contraste del lugar: esta población está a pocas cuadras de La Dehesa, uno de los sectores más caros de Santiago.Ahí mismo vivían la mamá de Sandra, su padrastro y sus hermanos. "Ella era muy cercana a su familia y yo, desde chica, fui muy apegada a mis abuelos", recuerda Javiera.Pero esta convivencia escondía una oscura historia: Leonel, la pareja de su abuela, era en realidad su padre. Él había violado a Sandra, y producto del ataque, nació Javiera."Yo siempre le rogaba que me dijera quién era mi padre, pero lo único que me respondía era que la habían violado, pero que eso no importaba porque ella era mi papá y mi mamá". Solo se enteró de la verdad hace tres años, cuando Leonel murió. "En su funeral la gente comentaba que yo era igualita a él. Así que le pregunté a mi mamá y finalmente me lo dijo".El ataque sexual se produjo cuando Sandra tenía 32 años. Obviamente, nunca se imaginó que tendría una hija y quiso darla en adopción. "Cuando nací, ella me iba a regalar, pero después pensó que era injusto que yo pagara los platos rotos por las cosas que le habían pasado. Yo sé que me quería mucho e intentó darme lo mejor. Las dos solitas salimos adelante".Donde Javiera sí lo pasó muy mal fue en el colegio. Sus compañeros le hacían bullying por la forma de vestir y los modos de su madre. "Ella nunca usó sostenes ni se pintaba. Decía que usaba calzoncillos de hombre". Durante años, trabajó en el área de aseo municipal regando y cuidando las plantas de las plazas. También tuvo una botillería clandestina en el campamento donde vivía. En...

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