Fomentan en Chile método francés que rescata lecciones del pasado
El académico explicó entonces que la finalidad de su recorrido no era otra que llamar la atención de las personas. Fue por eso que en sus manos llevaba espejos distorsionados, donde quien mira no ve su cara reflejada de forma nítida, sino líneas distorsionadas, además de curvas de distintos colores.
"La gente se acerca naturalmente, tiene ganas de saber de qué se trata. Esto que ellos ven como un juego, en realidad es el primer paso para un aprendizaje con sentido", explica Coullet.
De visita en Chile por invitación del Premio Nacional de Ciencias Enrique Tirapegui, Coullet presentó en el país su método para aprender matemáticas de forma entretenida, el que toma como base los espejos deformados. Se llama Aberración de la Luz y en los últimos dos años ha sido aplicado en siete colegios de su ciudad; este año se suman otros trece.
A futuro, además, se espera que liceos chilenos lo introduzcan en sus clases, una tarea para la que Coullet cuenta con el apoyo del Centro de Innovación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile, CIAE.
Preguntas
La premisa de Aberración de la Luz es volver a los orígenes y rescatar la manera en que antiguamente se enseñaban principios matemáticos, mediante la descripción del mundo.
De esta forma, tomando los cuestionamientos que hace siglos plantearon personajes como Platón o el científico árabe Alhacén, Coullet busca que las matemáticas se enseñen a raíz de preguntas como por qué surge un arcoíris, qué hace que la luna se refleje en el agua o cuál es el mecanismo detrás de un espejo.
"En Geometría se enseña que hay leyes de Física y que una de ellas es la reflexión. Las actividades que planteamos buscan mostrar eso de manera práctica, no a través de un dictado del profesor hacia el alumno, donde este último debe asumir que lo que se dice es así porque sí. Aquí puede realmente verlo y entusiasmarse", indica el francés, quien desarrolló este método junto a su colega Jean-Luc Filippi.
"La geometría básica trata de dibujar líneas o hacer círculos con un compás. ¿Y qué es lo que ves reflejado en los espejos? Eso mismo", agrega Coullet, cuyo sistema se implementa en Francia en niños de 10 a 15 años.
"Hasta los 8 años es común estar cuestionándose todo, pero algo sucede después, que hace que los niños dejen de hacer preguntas. En muchos casos es el propio sistema de educación el que frena esta motivación: se entrega el mensaje de que hacer preguntas no es bueno, que en la sala de clases se debe escuchar y no...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba