¿Hay focos de intolerancia en Chile?
-Le ha tocado vivir los tiempos del "despertar" entre Oxford y Santiago. ¿Ve reproducida la lógica que hoy parece imperar en muchos campus estadounidenses?"Estados Unidos es la fuerza imperial de Occidente y, por lo tanto, sus dinámicas culturales tienen eco en todo nuestro horizonte. Pero Europa tiene raíces más profundas y más experiencia histórica, lo que actúa como un biombo cultural. Se ha notado un aumento de la tensión en torno a algunos temas sensibles, pero no se ha llegado ni por cerca a los extremos americanos, y las libertades académicas básicas han prevalecido. Pero nada asegura que eso permanezca así. Puede que Oxford, que inspiró el pueblito de los hobbits de Tolkien, todavía esté lejos del frente de batalla. Pero ya se ve el humo a lo lejos".- Algunas visiones, como la del ensayista David Rieff, vinculan una posible ola de intolerancia con un sector del progresismo, ¿coincide o difiere?"Esto que estamos viendo es un movimiento puritano progresista, una purga cultural, que hasta incluye estallidos iconoclastas. Luego, no es raro que el mundo de las humanidades y las ciencias sociales se haya llenado de inquisidores e inquiridos. Vienen tiempos peligrosos para el razonamiento libre - como casi siempre lo han sido en la historia de la humanidad - y es probable que quienes busquen cultivarlo deban recurrir a técnicas de escritura y a formas de vida académica más ocultas, que eviten la persecución. Ese fue el gran tema de Leo Strauss. Basta ver su libro 'La persecución y el arte de escribir'".-¿Percibe una intolerancia creciente en Chile?"Chile está en un proceso cultural muy complicado. Tenemos menos barreras frente a la influencia estadounidense. Y la lógica victimista y de búsqueda de chivos expiatorios parece fuera de control. El funismo se ha vuelto una forma de vida. Detrás de él, por supuesto, hay una gran acumulación de heridas e injusticias, pero también un descontrol de la dinámica sacrificial misma. René Girard logró prever, en sus últimos libros, que algo así pasaría".-"Élites polarizadas pueden destruir un país", señaló hace poco. ¿Han sido las élites promotoras de intolerancia en nuestro país?"Sí. El primer núcleo de los discursos extremos y polarizantes está en el mundo universitario. Un foco de intolerancia importante a nivel de élites -no digo que sea el único ni el principal- se ubica ahí, especialmente a nivel de los estudiantes, aunque muchos profesores intentan subirse a ese carro. Desde ahí se ha expandido hacia otros espacios, siendo amplificado por las redes sociales. Aunque también comenzamos a ver núcleos de polarización independientes en esos espacios virtuales: noticias falsas, teorías conspirativas para todo gusto y otros elementos de cultura de masas que ya están fuera de las dinámicas de los radicalismos universitarios. Las élites van generando sus propios extremismos, no necesariamente vinculados al resto de las clases sociales. Y esos extremismos son los más radicales en el plano ideológico-político, y también los más peligrosos para el resto de la población. Tal como lo muestra Peter Turchin en 'Ages of discard', la lucha de élites tiene un potencial destructivo mucho mayor que otras formas de lucha de clases.-¿Existe intolerancia en el mundo más conservador?"El mundo conservador tuvo la manija de la corrección política por muchos años y digamos que no hizo un uso muy juicioso de ella. Eso ahora los deja totalmente fuera de juego. Tanto, que me parece que son los espacios donde hoy puede discutirse con mayor mesura y pluralismo. Siempre hay más libertad y reflexión en los espacios que están en los márgenes, sin esperanza de agarrar prontamente la batuta. La lucha por el poder y por su conservación normalmente fanatiza y atolondra".-¿Es posible debatir hoy en Chile, sin ser apuntado, temas como el contenido del Museo de la Memoria o la problemática mapuche?"Es difícil, pero no imposible. Hasta ahora, siempre he encontrado gente valiosa e inteligente al otro lado, que...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba