La fiesta sin fin - 2 de Febrero de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 839815676

La fiesta sin fin

E l sol, que se levanta tímidamente entre las palmeras de Anakena, logra que las aguas color turquesa resalten aún más en contraste con la arena blanca y los oscuros moáis que hacen guardia en la costa. Sopla un viento ligero -con olor a flores y piña fresca- que hace que incluso con los ojos cerrados uno sepa que está aquí, en Rapa Nui.Todo parece en calma. Pero no. Pascua está en plena preparación para su celebración más grande del año: la Tapati.Los isleños dicen que esta es una fiesta de unión, de honor familiar, que resalta su cultura. Dicen también que es una forma de mostrar todo eso al resto del mundo (y en esos días, el "resto del mundo" parece estar aquí: es la fiesta más turística del año). Son dos semanas de actividades como bailes, cantos, takona (pintura corporal) y concursos de artesanía. Además, cada año hay parejas que compiten para acumular el puntaje suficiente para ser coronados como reina y rey en la última noche.Este año solo hay una pareja -Nani Tuki y Pío Haoa-, pero eso no les garantiza nada: igual deben ganarse el puesto. Y quienes quieran apoyarlos deben competir, participando de los bailes y pruebas deportivas como la triatlón, remo y carreras de caballo.Nani y Pío están ahora en la entrada del gimnasio de Hanga Roa, el pueblo principal, esperando a que comiencen los ensayos de los bailes. Saludan a cada persona que llega. En total son tres categorías: infantil, juvenil y adulta, y en cada una bailan unas 200 personas.Ambos están tranquilos. No porque no tengan competencia, sino porque tienen habilidades y mucha preparación: son cosas que han hecho toda su vida.Nani es alta y su pelo -casi tan largo como ella- es de un negro intenso, igual que sus grandes ojos, siempre alegres. Dice que decidió candidatearse hace un par de años, y luego convenció a Pío, su pololo, para que la acompañara. "Nunca quise ser reina, pero un día tuve un sueño, mis ancestros se me presentaron y dije 'tengo que ir'. Acá somos muy espirituales: los sueños nos revelan cosas", dice Nani con su voz suave.Para los candidatos ha sido un año cien por ciento dedicados a la preparación de la fiesta. Todo con el apoyo de sus familias, que han logrado conseguir un número enorme de personas que apoyen la campaña de distintas maneras, incluyendo la confección de trajes.Nani ha participado en al menos seis Tapati anteriores, así que sabe a lo que va. Habla con seguridad, al tiempo que sigue saludando a quienes llegan. Les pregunta por sus familias, por sus trabajos, por su día. Les agradece por hacerse el tiempo de venir a practicar. A su lado, Pío la observa con una sonrisa. "Con la negra amamos nuestra cultura; es lo que nos dejaron nuestros ancestros y tenemos que hacerlo vivir para los más chicos y que así ellos lo vuelvan a transmitir en el futuro", dice. Nani lo mira y asiente: "Hay que sacar adelante la cultura, darles ánimo a los niños para que les quede gustando. Amamos ser rapanuís", dice ella sin soltar la mano de su pareja.Desde el gimnasio se escucha la voz profunda del director del baile: da instrucciones en la lengua local (es tradición que durante la Tapati y sus días de preparación se hable lo más posible en rapanuí). Los de la categoría de baile infantil retoman posiciones que han ensayado más de un mes. Hay una banda en vivo que compuso cada canción. Es otro de los requisitos: la composición debe ser original.La música comienza a sonar; pies y caderas se empiezan a mover. El director canta y va haciendo correcciones. Observa todo, hasta la última fila en la parte más lejana del gimnasio. No hay descoordinación que escape. Es riguroso e impone respeto, pero también bromea y hay risas. Muchas...

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