Crónica: V Festival Internacional de teatro y danza de Buenos Aires 2005. - Núm. 36, Marzo 2006 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56845713

Crónica: V Festival Internacional de teatro y danza de Buenos Aires 2005.

AutorVarsavsky, Paula

A mediados de la década de los noventa, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires puso en marcha dos festivales: el Festival Internacional de cine independiente y el Festival Internacional de teatro y danza de Buenos Aires. Ambos resultaron de alta calidad.

Desde del Teatro San Martín, uno de los complejos teatrales más grandes y completos de la Argentina, se organizó el primer festival internacional de teatro y danza que tuvo lugar en 1997. "Nos dijeron que no vendrían compañías ni de Europa ni de América del Norte porque estamos muy lejos", cuenta Graciela Casabé, directora del festival. Sin embargo, la realidad mostró lo contrario: vinieron 23 elencos extranjeros. Además, las secciones culturales de las diversas embajadas apoyan económicamente a grupos de teatro independiente o a figuras consagradas, como Laurie Anderson, en sus viajes y sus cachets. Tanto el Instituto Goethe como el British Council son auspiciantes indispensables del festival.

Hoy en día, se ha convertido en el referente que anheló ser. Decenas de programadores de festivales, actores, directores, dramaturgos, escenógrafos y periodistas especializados de todas partes del mundo llegan a Buenos Aires en septiembre de los años impares.

La edición de 2005, del 7 al 25 de septiembre, no fue una de las mejores. Recibimos doce compañías internacionales, mientras que en las últimas ediciones el número no bajaba de veinte. En cuanto a otros países de América Latina, esta vez, solo asistió el Grupo de Rua de Niterói de teatro-danza brasileño con su espectáculo Telesquat.

En cuanto a las posibilidades de asistir al Festival, vale la pena un comentario. Las compañías extranjeras ofrecieron cuatro funciones de sus espectáculos a un precio de veinticinco pesos (nueve dólares). Las obras nacionales fueron gratuitas. Se entregaban dos entradas el día de la función a partir de las diez de la mañana. Sin embargo, había largas filas desde las seis de la madrugada. Las entradas se agotaban el día que salían a la venta. Para una ciudad con ocho millones de habitantes a la que se agregan visitantes extranjeros y de otras partes del país, resulta escaso. Termina sucediendo lo que no querría ser: un festín entre amigos.

Los periodistas también ven su tarea dificultada. No importa el tipo de cobertura que realicen, dan tres entradas por periodista. Podría parecer justo, si no fuera porque periodistas políticos y amigos de los organizadores reciben todas las entradas que desean. Esto merecería...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR