La exquisita torpeza de Buster Keaton - 24 de Septiembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 693609425

La exquisita torpeza de Buster Keaton

Keaton, de 21 años, hasta ese momento solo poseía una larga carrera con sus padres en actos de vodevil, donde, desde muy chico, era literalmente arrojado de un lado a otro del escenario. Pero esos años de entrenamiento en acrobacias, caídas, gags y maniobras de todo orden se convertirían, por supuesto, en el material básico de su actuación y de su cine. Aunque eso es solo una parte de la historia. Diez años más tarde Keaton se habría convertido, junto con Chaplin, no solo en uno de los grandes comediantes del cine mudo, sino en uno de sus grandes directores (algo que, sin embargo, la industria y la crítica tardaron décadas en reconocer).

Es cierto que la personalidad cinematográfica de Keaton y su cine se mezclan y parece difícil distinguir entre la admiración que produce su actuación de la que produce su puesta en escena. Ambas cosas, sin embargo, encajan al punto de armar una sola pieza. La famosa cara imperturbable, el estoicismo a toda prueba, la restringida elegancia de las expresiones del actor tienen un correlato evidente en un cine que ama el movimiento, la composición geométrica, la lógica narrativa y escabulle todo énfasis o manipulación sentimental. Es rigor, es plasticidad en el dominio del tiempo y el espacio. Chaplin, al lado de Keaton, con todo lo genial que es, posee la moral del folletín, del culebrón, del melodrama del siglo XIX. Keaton, en cambio, es madera seca, contención y reserva. Cerebral, sin ser por eso frío, está mucho más cerca de las tensiones artísticas propias del siglo XX.

Como bien apuntan Cavallo y Martínez en "Cien claves del cine", Keaton, a diferencia de Chaplin, no construyó un personaje, sino una actitud. A lo largo de sus cortos y largos, su personaje podía ser pobre o millonario, maquinista de la guerra civil o inversionista de la bolsa, pero siempre aparecía un hombre pequeño, débil, incapacitado para la vida cotidiana, sobrepasado por la vida, sin habilidad para la acción, inútil incluso para realizar una adecuada...

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