Explicaciones ministeriales - 16 de Diciembre de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 411201610

Explicaciones ministeriales

Es propio de la democracia el escrutinio público de las autoridades políticas. Pese a los errores y excesos que pueden cometerse -que no eximen de responsabilidad a quienes incurren en ellos-, la revisión crítica de las actuaciones de quienes velan por los asuntos comunes y la reacción de las propias autoridades al juicio de la opinión pública son valores que explican en parte el buen posicionamiento de Chile en los rankings de probidad. Así, por ejemplo, la semana pasada se conoció el informe de Transparencia Internacional, que sitúa a nuestro país a la cabeza de Latinoamérica y entre los 20 con menos corrupción en el mundo.

Si cualquiera de esos elementos se debilita -sea la libertad para enjuiciar críticamente a las autoridades, sea la capacidad del sistema político para acoger los aspectos relevantes de la crítica pública-, se degrada la calidad de la democracia. Lamentables ejemplos en el continente prueban esta afirmación.

En general, la gente no se llama a engaño y percibe con rapidez si una controversia o crítica responde únicamente a la competencia política entre Gobierno y oposición o, por el contrario, tiene bases razonables. Igual sucede con la defensa de las autoridades cuestionadas. Las generalizaciones a partir de su propia situación no tienen mayor valor para la opinión pública si no van acompañadas de una explicación razonable del caso particular que causa la controversia. En tal sentido, se equivoca el ministro de Justicia, Teodoro Ribera, cuando, en medio de la polémica sobre su relación con el ex presidente de la CNA Eugenio Díaz antes y después de asumir su cargo ministerial, sugiere que el estándar con que se está midiendo a las autoridades públicas obligaría a que éstas debiesen provenir de ámbitos que no hayan tenido ninguna relación con el mundo laboral privado o sean indigentes, como única forma de evitar los conflictos de interés. Es una imagen extrema que no se ajusta a la realidad. Muchos personeros del actual Poder Ejecutivo provienen del mundo privado y adoptaron distintas formas para precaver posibles conflictos de interés, asumiendo no pocos costos económicos, desde constituir fideicomisos ciegos hasta desprenderse derechamente de sus participaciones empresariales.

Lo que le interesa y le hará sentido a la gente es si en el caso concreto el ministro discernió bien, transparentó la situación y resolvió adecuadamente un potencial conflicto de interés. Ése debe ser el foco de su defensa, y eso es lo que juzgará...

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