Expectación por visita del Papa es mayor en zonas rurales que en Temuco
El operario municipal Juan Palma ni siquiera sabe cómo se llama la plazoleta donde trabaja, brocha en mano, desde mediados de semana. Pero él y sus colegas tienen claro que las tareas de hermoseamiento en el lugar, vecino al acceso sur de Temuco, deben estar listas antes del miércoles, cuando llegue el Papa.
"Esto estaba bien botado. La gente se ríe y nos dice que (Francisco) debería venir más seguido", cuenta el hombre. Lo hace mientras pasa una nueva mano de pintura sobre un pilar -coronado por una imagen religiosa- que hoy reluce con los colores de la Santa Sede: amarillo y blanco.
Palma no sabe si el Pontífice alcanzará a divisar la remozada plazoleta camino de la ciudad. Sin embargo, se esfuerza para que el sitio luzca lo mejor posible. Con el mismo ahínco de otras personas que, desde distintas posiciones, afinan diversos detalles para recibir a Su Santidad en Temuco.
El jueves, por ejemplo, un grupo de religiosos y fieles permaneció largo rato bajo el sol para acompañar el ingreso a la Catedral de Temuco de una imagen de la Virgen, procedente de Concepción. Cuando ello ocurrió, dieron vivas, aplaudieron y entonaron un himno desde la vereda.
Pero pocas personas se acercaron a mirar. La mayoría, de hecho, optó por permanecer a la sombra en los escaños de la contigua plaza Aníbal Pinto. O comprar mote con huesillos a un vendedor ambulante.
Hay gigantografías y banderas, pero...
A las puertas de su llegada, la visita del Pontífice aún no enciende a la capital regional. Más allá de que haya gigantografías con el rostro de Francisco. O que de los postes cuelguen banderas de Chile y el Vaticano.
"Mi percepción personal es que no hay un clima de efervescencia por la visita", resume Marcelo Zirotti, presidente del gremio de los agricultores (SOFO).
Un indicio de que Temuco no entra todavía en ebullición por la venida de Francisco lo da el hecho de que el merchandising relacionado con la gira apareció recién esta semana en las calles de la ciudad. Aunque muy tímidamente.
En la populosa feria Pinto, el Papa estaba "presente" solo en cinco puestos, el jueves. Y únicamente a través de unos sencillos calendarios con su retrato.
Una de las comerciantes, Corina, compró veinte de ellos el lunes, pero tres días después solo había logrado vender cuatro, a $1.000 cada uno: "No veo a la gente muy entusiasmada".
A varias cuadras de ahí, en la transitada avenida Caupolicán, un comerciante ambulante ofrecía llaveros y banderas chilenas con la efigie papal...
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