La exitosa evolución de la Hacienda Los Quillayes
F altan dos días para la Navidad y entre los cerros del secano interior de la Región del Maule, cubiertos con espinos, pastizales, bosques y silencio, a solo un par de kilómetros del río Mataquito se asoma un valle verde repleto de frutales y techos plásticos blancos enrollados, con buses y autos estacionados y tractores cargados con bins que van y vienen.El sol golpea fuerte al mediodía y en la Hacienda Los Quillayes, en la comuna de Sagrada Familia, a diferencia de la mayor parte de la zona central, ya están a punto de terminar la cosecha de sus más de 200 hectáreas de cerezas.Sin embargo, hace 73 años, cuando Eugenio Tagle Valdés compró el campo -que durante la Colonia formaba parte de la Encomienda de Peteroa y hasta hoy mantiene unas antiguas casas y bodegas de adobe que se han restaurado luego de varios terremotos-, el paisaje era completamente distinto y predominaban cultivos tradicionales, como el arroz."A través del tiempo hemos hecho más de 20 o 30 especies distintas... Primero fue el arroz y el carbón vegetal con los espinos, después llegaron las viñas y otros cultivos de rotación, como trigo, maíz y maravilla, y luego diferentes frutales que han ido cambiando en función de las situaciones del mercado, a las que hay que ir adaptándose", afirma con entusiasmo Fernando Tagle Irarrázaval, hijo de Eugenio Tagle.Como parte de la segunda generación, es socio de la Hacienda Los Quillayes y presidente del directorio que conformó junto a sus hermanos, hijos y sobrinos hace alrededor de quince años para dar continuidad al fundo familiar, lo que considera como un punto clave para haberse transformado en una empresa agrícola exitosa, donde su hijo Juan Ignacio Tagle Coeymans se desempeña como gerente general."Somos cuatro hermanos y continuamos tres aquí. Cada uno nombró a sus directores, que son de la tercera generación. La mayoría son profesionales, casi nadie trabaja en el campo, y ha funcionado muy bien porque tenemos una sociedad por acciones, donde al socio que no le gusta el campo, las vende y se va... Lo importante es que los hijos entren voluntariamente, creo que es clave que no se sientan obligados, y en nuestro caso ha sido una suerte que sigan los hijos y sobrinos. Me da mucha pena cuando veo que gente de mi edad tiene que vender los campos porque nadie se interesó en continuar con ellos", comenta Fernando Tagle para explicar la sucesión familiar y cómo toman las decisiones.Además de las cerezas, que lideran la superficie de frutales, la Hacienda Los Quillayes está plantada con ciruelos y viñedos, más una...
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