La evolución de La Vega: 36% de los locales están en manos de inmigrantes, aumentan los clientes y recinto prepara expansión
Ají amarillo, rocoto, maíz morado", vocea una señora ofreciendo sus productos peruanos. Pasos más allá, un colombiano nos ofrece frutillas frescas a "luca el kilo".
Es casi mediodía y la actividad en La Vega de Santiago parece bullir. Es martes, la hora de almuerzo se aproxima a paso acelerado, y el movimiento de clientes en busca de alimentos puede parecer agobiante para alguien que no está acostumbrado. Sin embargo, para ellos, este es un día normal.
La llegada de inmigrantes a Chile ha crecido con fuerza en los últimos años y en La Vega este fenómeno se hace más patente. Distintos acentos y colores de piel se mezclan con los aromas de los productos frescos, revolucionando al, quizás, más antiguo y tradicional centro comercial de la capital.
"Los inmigrantes han aportado un valor agregado sumamente grande, y el crecimiento que ha tenido La Vega en estos últimos años ha sido aportado en gran parte por ellos", reconoce el administrador de La Vega Monumental, Manuel Caro. Sentado en una renovada oficina, conversa con "El Mercurio", sin dejar de mirar de reojo un monitor desde el cual observa cada movimiento. Supervisa el proceso de limpieza del patio central a cargo de un grupo de trabajadores, entre los que hay algunos haitianos. Los camiones, que a primera hora de la mañana dejaron los productos agrícolas para la venta mayorista, se fueron para permitir que ese lugar ahora sea ocupado como estacionamiento por los clientes.
Según explica Caro -conocido como "carne amarga" tras su participación en docurreality "La Vega" de TVN (ver recuadro)-, a su llegada en el año 2005 había 1.000 locales en este centro comercial. De ese total, 400 eran arrendados, en 90% por extranjeros, en especial peruanos. Más de una década después, dichos locales -360- ya han sido adquiridos por los migrantes, es decir, el 36% de los locales están en manos de extranjeros.
"Los peruanos, principalmente, apostaron y se instalaron en sectores estratégicos en donde el flujo de gente (especialmente ABC1) transitaba. Por ejemplo, el pasillo 12, que en esa época estaba en un 90% desocupado, se bautizó como 'el pasillo los peruanos' con la venta de frutas y verduras autóctonas de sus tierras y productos manufacturados. (...) Han sido un gran aporte económico. Los tipos invierten, traen inversión y crean empleos", plantea.
Sin distinción, chilenos y extranjeros locatarios de La Vega dan vida a un comercio que suma ventas globales por unos $5 mil millones diarios, entre la...
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