Europa y A. Latina: ¿quién enseña a quién? - 10 de Enero de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 344048374

Europa y A. Latina: ¿quién enseña a quién?

Un comentario obligado acerca de la crisis económica que afecta al mundo ha sido que las economías "emergentes" -al menos aquellas como China, Brasil, o Chile y Perú, que con tenacidad han mantenido un norte- manifiestan un desempeño superior en comparación con lo que era el corazón de la economía mundial de mercado: EE.UU., Europa Occidental y Japón, con la notable excepción de Alemania. América Latina es ahora en este aspecto mirada con mayor seriedad, y no con el típico desdén que se identificaba con el chiste repetido de que ella era el futuro y que siempre lo sería. Al menos en algunos casos, esto ya no es más cierto, aunque todos podemos ser arrastrados a la vorágine si se produce una recesión de proporciones en todo el globo. ¿Es que ahora cambiamos de papel y daremos lecciones con su pizca de arrogancia vengativa a la vieja Europa? Si tomamos en serio la tentación, sería la misma bufonada que ha caracterizado a numerosas posturas internacionales de nuestros países desde mediados del siglo XX.

En cambio, no podemos pensar ni nuestra historia ni nuestro ser como amputados de la herencia europea y de su fuente helénica y judeocristiana. Por dos motivos. Uno, porque somos hijos de esa Europa, o de una parte de ella, la ibérica; también somos hijos de un mestizaje y de nuestra historia de 500 años. Segundo, porque Europa (sumando su criatura noratlántica) dio a luz a la modernidad, y con ello una forma de identidad a una civilización planetaria.

Por añadidura, existe un plano en donde la crisis europea nos entrega una enseñanza activa, un ejemplo; y no meramente una admonición -algo pasivo-, como una conducta que no deberíamos seguir. Esta lección muestra dos caras. Una es que las integraciones no deben ocurrir a golpes de timón o de gestos histriónicos y declamatorios, con metas absolutas, tales como crear un solo Estado porque ello daría más poder, falacia como pocas ha...

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