El estrés de ser hincha trae consecuencias más allá de la cancha - 1 de Julio de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 382543954

El estrés de ser hincha trae consecuencias más allá de la cancha

Una procesión que a los más fanáticos -y a los no tanto- les lleva a sufrir ansiedad y estrés, antes y durante partidos decisivos, que no pasan inadvertidos.

"El equipo integra la identidad del hincha y, por tanto, lo que ocurra con él lo afecta directamente, como si fuera una prolongación de sí mismo. Eso explica la ansiedad y la angustia, y al mismo tiempo la alegría y euforia cuando gana, o la frustración cuando se pierde", comenta Emanuel Richter, psicólogo de la U. Andrés Bello.

Esta pasión, cuando no es patológica (ver recuadro), puede incluso ser positiva "ya que ayuda a canalizar la rabia y emociones presentes en todas las personas, además de contribuir al equilibrio entre razón y emoción", agrega el doctor Alejandro Koppmann, psiquiatra de la Clínica Alemana.

Los hinchas azules lo saben de sobra en las últimas semanas. El jueves cayeron ante O'Higgins y mañana juegan la revancha en Santiago para ver quién se queda con el torneo de Apertura.

El historiador y académico de la UC Gonzalo Rojas es uno de ellos. "Ya son 52 años sufriendo todas las semanas con la U. Lo peor es la noche anterior; uno comienza a jugar el partido, a armar juegos. Cuesta quedarse dormido, no antes de las dos o tres de la mañana", reconoce.

Otro reconocido fanático futbolero es el animador Rafael Araneda, de corazón albo. "Si no puedo ir al estadio, prefiero ver los partidos en mi casa con mi hijo Vicente. Y pese a lo chico que es (5 años), aguanta estoico los 90 minutos. Lo mismo que en el estadio. Son instantes de ansiedad, nervios, angustia, a veces, que me gusta vivirlos con él, cuando es posible. Eso es lo rico del fútbol: saborear el éxito y a la semana siguiente sufrir por una derrota".

Pero así como ver un partido puede ser una fuente de liberación de las preocupaciones cotidianas, también puede echarle más leña a la hoguera.

Muchas veces se genera un ambiente que amplifica las emociones, como el final de una copa o los partidos de la selección. "El límite está en la capacidad de controlar la emoción, o sea, cuando no hay dominio ya no es...

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