La búsqueda espiritual en LAS VEGAS - 21 de Septiembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 530470982

La búsqueda espiritual en LAS VEGAS

-Necesitaba desconectarme. Vine por esto -y apunta al corazón del casino del Bellagio, lleno de máquinas tragamonedas, jugadores, humo y bandejas que van y vienen con vasos listos para ser empinados.

Dannii está en un bar lateral, que al rato se transforma en pista de baile y termina en fiesta. Vino a Las Vegas buscando algo que, por su cara, ha terminado por encontrar. Así como otros viajeros vuelan en busca de una experiencia mística a India o La Meca o Lourdes, ella ha terminado encontrando la paz interior aquí, en el estado de Nevada, en el condado de Clark, en la ciudad que -según Sinatra- "te chupa la sangre".

No está sola en este singular viaje de sanación. Aterrizó en el Aeropuerto Internacional McCarran junto a una amiga de padres chinos, en un avión de Delta repleto de peregrinos. Y un minuto antes llegó un Airbus con cientos de neoyorquinos con ganas de un fin de semana que los desconectara. Y otro de Kentucky, un minuto después. Y varios de México y de California y de Canadá, y líneas de bajo costo de Inglaterra y España. El año pasado fueron más de 50 millones de visitantes los que, antes de salir, ya podían probar suerte en las más de 1.000 tragamonedas que hay dentro del propio terminal aéreo.

-Con un fin de semana me basta. Quedo como nueva -dice Dannii, y hace un brindis con su amiga, la que a su vez saca una selfie de nosotros tres en la barra del hotel. Sus ojos brillan como poseídas. Más allá otro grupo se saca fotos con el teléfono, y más acá, un tercer grupo se retrata todo ambientado con una banda de covers que toca en vivo canciones de los 80.

La sensación constante es de euforia. De que aquí en Las Vegas no se puede dejar escapar un solo minuto. Por el pasillo, como demostrando que esto nunca para, turistas en traje de baño pasan con sus maletas rumbo a sus habitaciones luego del check-in. Sobre la música, el sonido incesante de las máquinas y, cada tanto, el grito de un feligrés que ha recibido su esperada recompensa: una catarata de cash.

El primero que me habla de la Iglesia Presleyteriana es el Elvis que se para en The Strip con Flamingo. Está vestido como en la época final del Rey del Rock, con patillas tipo chuleta y una panza que hace fuerza contra un cinturón grueso de hebilla con brillantes falsos. Una pandilla de turistas japoneses lo acaba de asaltar con sus celulares y luego de más de 20 fotos y minivideos le dejaron 50 dólares. El doble suda. Ahora es mediodía. El calor fuera de los casinos aplasta como en el desierto (dentro, siempre es de noche y huele a...

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