El espíritu y los hechos del 18 de septiembre - 18 de Septiembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 582731234

El espíritu y los hechos del 18 de septiembre

La asamblea que se reunió en Santiago el 18 de septiembre de 1810, fecha que hoy conmemoramos por haber dado paso al proceso que ocho años más tarde concluyó en la independencia de buena parte del país de la monarquía hispana, fue la culminación de dos años de tensiones políticas cada vez más acentuadas entre dos sectores de la élite. Ellas habían surgido de la imprevista crisis experimentada por la institución monárquica en España, cuyos detalles se conocieron de manera incompleta y tardía en Chile. Las noticias del motín de Aranjuez, de la prisión del favorito Manuel Godoy y de la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII fueron recibidas con entusiasmo en nuestro país en agosto de 1808. En verdad, el prestigio del monarca se había resentido extraordinariamente tanto por el poder que se le asignaba a Godoy como por la zigzagueante política de la península frente a la Francia revolucionaria y a Inglaterra.

La suma de errores cometidos en el campo internacional tuvo directas consecuencias en América, una de las cuales, la invasión inglesa a Buenos Aires, contribuyó allí de manera decisiva a afirmar entre los criollos el sentimiento de su propia capacidad para enfrentar dicha amenaza y para triunfar sobre ella. Y un sentimiento similar surgió en Chile, cuyos habitantes temieron que la caída del virreinato del Plata en poder del enemigo pusiera en serio riesgo a la capitanía general. Y así, un organismo que había perdido todo peso político durante el siglo XVIII, el cabildo de Santiago, se transformaba en el activo vocero de la élite en los planes para defender el territorio.

Otro problema agravó la situación. El nuevo rey Fernando VII, jurado en todas las ciudades del país en medio de sinceras expresiones de júbilo, por ser considerado -de manera completamente equivocada- como un símbolo de la regeneración política, fue llevado prisionero a Francia junto a su padre Carlos IV por las fuerzas francesas que habían invadido la península. Se tuvo conocimiento en Santiago de esa sorprendente noticia el 10 de septiembre de 1808, junto a otras más inquietantes aún: la designación por Napoleón de su hermano José como rey de España y de las Indias, el alzamiento de los habitantes de Madrid en mayo -seguido a partir del mismo mes por levantamientos en toda España- y la proyectada constitución de una junta de gobierno que representara a la nación. Solo años después llegaron a Chile los detalles de la vil comedia protagonizada por Carlos IV...

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