La esperanza en los cambios: un recurso y una responsabilidad - 6 de Diciembre de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 852713831

La esperanza en los cambios: un recurso y una responsabilidad

Las crisis y cambios que hemos vivido desde octubre del año pasado han terminado de convencernos de que en la vida social y política la subjetividad de las personas y los grupos importa. Los anhelos y los miedos, las rabias y las alegrías pesan en el curso de los acontecimientos tanto o más que los cálculos racionales o las reglas institucionales; en cualquier caso, esas variables actúan juntas. Por eso es hora de leer las subjetividades con atención y sin la arrogancia de un tecnócrata. La nueva edición de la encuesta Chile Dice, realizada por el Departamento de Sociología de la Universidad Alberto Hurtado, trae buenas noticias y nuevos desafíos en este ámbito. Una abrumadora mayoría de 80% de las chilenas y chilenos creen que en diez años Chile será un mejor país. En la medición 2017 de esta encuesta solo el 28% se mostraba optimista y el 57% pensaba que Chile sería peor en el futuro. Estos datos confirman una de las novedades que mostraron los estudios a partir del estallido social de octubre del año pasado. A pesar del ambiente tenso y conflictivo de las protestas, y del casi apocalíptico tratamiento que le dio gran parte de la prensa, los y las ciudadanas sintieron que las movilizaciones sociales permitían mirar el futuro de la sociedad con esperanza. Este optimismo es una novedad en nuestra historia reciente. Los Informes de Desarrollo Humano realizados por el Pnud entre 1996 y el 2015 mostraron sistemáticamente que las personas eran optimistas sobre su futuro personal y familiar, pero que respecto de la sociedad como un todo primaba una mirada pesimista. No solo evaluaban mal el presente, sino que pensaban que las cosas no cambiarían en el futuro, e incluso podían empeorar.Hay varias explicaciones posibles para este significativo cambio. Según muestran los estudios, el pesimismo previo estaba correlacionado al juicio de que Chile es un país marcadamente desigual, con extendidas prácticas de abuso y con una sociabilidad irritada. A ello se sumaba la percepción de que los cambios de la sociedad chilena no tienen conducción o son manejados por grupos que lo hacen en beneficio propio, entre los que se cuentan especialmente los actores políticos. Esto se asociaba también a la sensación de que la gente corriente no dispone de poder para hacer cambios en la forma como está organizada la sociedad. Basados en estos antecedentes, puede sugerirse la hipótesis de que la actual esperanza sobre el futuro común tiene una de sus fuentes en que al...

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