El escuadrón de las policías haitianas de la PDI - 12 de Diciembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 698720449

El escuadrón de las policías haitianas de la PDI

Era una improvisada vivienda ocupada por haitianos, un recinto con subdivisiones donde todos vivían hacinados.

Fue entonces que Ruth Bethy Joseph, 27 años, haitiana, alumna de la Policía de Investigaciones de Chile, tocó la puerta. Un hombre de unos treinta y cinco años, haitiano, abrió. Por varios segundos la miró, en silencio. No entendía nada, hasta que Ruth habló.

-Ki jan ou ye -le dijo Ruth en el tono dulce que la caracteriza. Así se dice en creole: "¿cómo estás?".

Y agregó:

-¿Puede usted acercarse?

Acompañada de un comisario chileno, Ruth Bethy Joseph, vestida entera de azul marino, con un polerón de la PDI y un parche de la bandera haitiana en un hombro, tenía a cargo esa misión: tocar la puerta, hablarle al hombre y luego, en su idioma, convencerlo de dejar entrar al equipo que venía con ella. Eran casi veinte personas de la PDI, cuatro carros en total.

El objetivo era saber en qué condiciones estaban estas personas y, con eso, iniciar la investigación.

Ruth Bethy Joseph hasta entonces solo lo había escuchado, pero esta vez lo vio: las malas condiciones, la miseria, la pobreza en la que vivían sus compatriotas. Estaba advertida: Los haitianos residentes en Chile temen a la policía. Piensan que pueden detenerlos, echarlos del país.

El idioma es la primera barrera.

Cuando el hombre dio un paso adelante, Ruth Bethy Joseph le dijo que solo querían hablar con ellos para ayudarlos y hacerles ver el abuso del que eran parte. En la PDI tenían la sospecha de que ahí residían más de cuarenta haitianos en pésimas condiciones, que podían ser víctimas de una trata de personas, posiblemente engañados con contratos falsos o con permisos de residencias ilegales. Ellos estaban ahí para asistirlos: indicarles dónde solicitar los papeles que pudieran faltarles, dónde pedir orientación si habían sido engañados.

Desde las pequeñas ventanas de la vivienda, otros residentes, asomando sus cabezas, gritaban, en créole: "!No abra la puerta¡".

Ruth, sin perder la compostura, desde el umbral, les aconsejó que se calmaran.

-Quería que sintieran el acercamiento, la confianza -dice Ruth-. Y seguí. Les dije: "!Soy yo¡".

Como la escucharon hablar en créole, callaron.

Desde la puerta, el haitiano gritó al segundo piso en créole: "No pasa nada. Vienen a ayudarnos".

DESCIFRAR LA MENTIRA

El campus de la escuela de la que egresan detectives en Chile está en Estación Central y es parecido al de una universidad. En más de siete hectáreas, donde hay canchas, áreas verdes, salas de clases, gimnasio, piscinas, polígonos de tiro, un simulador donde se recrean diferentes ilícitos y un club house, se imparte el programa de becarios que ha permitido a la PDI, recibir a estudiantes extranjeros. Los que llegan a Chile provienen de países centroamericanos, como México, Panamá, Honduras y Haití.

A Chile vienen a cursar un programa que dura tres años y que tiene, entre sus asignaturas, criminología, derecho procesal penal, desarrollo psicosocial y metodología de la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR