Escribir (y leer) vidas - 27 de Enero de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 416431750

Escribir (y leer) vidas

Entre los biógrafos hay novelistas fracasados, críticos ineptos, historiadores de segunda, pero también admirables hombres de letras. Es el caso de Michael Holroyd (1935), de quien se publica "Cómo se escribe una vida", una selección de sus escritos, desde artículos de prensa y reseñas, hasta introducciones a sus libros mayores, contando los meandros de sus investigaciones, de muchos años. Holroyd es el biógrafo de Lytton Strachey, Augustus John y George Bernard Shaw, libros grandes en varios sentidos. En un momento distingue tres categorías de biógrafos: el que escribe sobre los muy famosos, centrándose en los vivos o en los que acaban de morir; el "profesor ambicioso", que escribe de historia política contemporánea, con un pie en la academia y otro en la televisión, y, por último, el biógrafo literario. Todos ellos, sin embargo, pueden ser vistos como parásitos o mercenarios.

Cita a Johnson, quien dijo poder escribir la biografía de un palo de escoba. "A menudo he pensado que raramente acontece una vida sobre la que no sería útil componer un relato fiel y juicioso". Así, el género no se restringe a los grandes y los buenos. Lo plantea como una especialidad inglesa, de forma que sus hitos lo son: Aubrey, Samuel Johnson, Strachey.

Otro inglés, Peter Ackroyd (1949), novelista y biógrafo -uno prolífico: ha escrito vidas de Chaucer, Tomás Moro, Blake, T. S. Eliot, Poe, y también de Londres o del Támesis- es autor de las biografías de dos autores mayores: Dickens y Shakespeare. Originalmente escritas en 1990 y 2005, respectivamente, comparten su amplia investigación y enfoque. En ambas entrega la información pertinente. De Shakespeare no se sabe demasiado: su infancia; su matrimonio e hijos; sus años "perdidos" antes de llegar a Londres; sus obras; su "retiro" a su tierra natal como terrateniente. De Dickens, el genio que pasa de la vida mísera a la de los ricos y famosos: con sólo 12 años debió trabajar en una fábrica; luego abandonar la escuela y trabajar en otras cosas. En 1836 comienza a publicar novelas, y desde entonces gozaría tanto de reconocimiento como de dinero.

Subsisten los misterios de Shakespeare. Su aspecto (todos los retratos son dudosos, y diferentes). Su sexualidad (¿hétero, homo o bisexual?); su religión (¿católico, protestante, ninguna?). Ackroyd sigue la idea de los románticos de que Shakespeare no tomaba partido, lo que le permitió no ofender a los censores y llegar a ser un hombre rico. En el caso de Dickens, Ackroyd...

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