Los escándalos y la rebelión interna de Los Republicanos - 9 de Abril de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 676869973

Los escándalos y la rebelión interna de Los Republicanos

"¿Quién se imagina a Charles de Gaulle imputado?". La frase, dicha por François Fillon durante un debate de las primarias para cargar contra el ex Presidente Nicolas Sarkozy y recordar sus líos judiciales, se le ha dado vuelta de la peor forma al candidato presidencial del partido derechista Los Republicanos. "No sirve de nada hablar de autoridad cuando uno mismo no es irreprochable", decía por entonces el que se presentaba como el "Presidente de la honestidad".

Fillon no solo ha sido imputado por malversación de fondos públicos y apropiación indebida, por el caso del supuesto empleo ficticio por el cual contrató a su esposa, Penelope, y le pagó más de 900.000 euros desde 1998, sino que ha incumplido su promesa de renunciar si era procesado. Fillon ha denunciado conspiraciones judiciales y hasta un "gabinete negro" que buscaba su "asesinato político".

La porfía de Fillon ha sido riesgosa. Quien fuera seis veces ministro y jefe de Gobierno durante todo el gobierno de Sarkozy (2007-2012) partió el año como el gran favorito para enfrentar y derrotar a la nacionalista Marine Le Pen en una segunda vuelta; sin embargo, en la medida que su nombre sigue asociado a escándalos, cada vez más dirigentes del partido abandonan su campaña -incluyendo su director, su vocero, el tesorero y casi un centenar de cuadros-, mientras que pesos pesados de Los Republicanos como el ex Primer Ministro Dominique de Villepin le han pedido la renuncia. Los votantes han tomado nota: el candidato conservador ha caído en picada en las encuestas, con un respaldo actual de 17%, lejos del 25% de Le Pen y del nuevo favorito, el centrista Emmanuel Macron.

Las polémicas no paran. En las últimas semanas se supo que Fillon también contrató de manera irregular a sus hijos, y que un empresario le regaló trajes de la sastrería Arnys por 48.000 euros. Su respuesta se hizo viral: " Et alors ?" ("¿Y qué?").

Las nuevas revelaciones sobre Fillon hicieron trizas la imagen de austero y sencillo que solía cultivar. Esa postura le servía como respaldo moral para su programa de recortes, que incluye el fin de la jornada laboral de 35 horas, el aumento de la edad de jubilación a los 65 años o la eliminación de medio millón de puestos públicos. Pero todo su plan ahora parece secundario para los franceses, que se fijan más en las...

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