'Es efectivo que esas situaciones son comunes en varios recintos penales'
El subsecretario de Justicia, Juan José Ossa, dice que leyó con detención el relato del sargento Héctor Palma en la edición de ayer viernes de "El Mercurio".
Paso a paso, el gendarme contó cómo vivió los momentos en que advirtió un boche y una turba en medio del Módulo 11, con 200 internos, donde una cincuentena golpeaba a dos de los cuatro ecuatorianos que mataron a una mujer en la avenida República para robarle un celular.
Fue la primera vez que tuvo la oportunidad de narrar públicamente cómo se metió solo en medio del tumulto y fue empujando a uno y a otro reo hasta llegar a la reja y, finalmente, rescatarlos, en medio de las patadas y la aglomeración.
El subsecretario Ossa comentó que "es efectivo que esas situaciones de riñas, o incluso más graves, son comunes en varios recintos penitenciarios. Por lo mismo, cuando ocurren hechos de gravedad, existe un protocolo en el que el Ministerio Público siempre se hace presente. Ahora bien, obviamente, esta intervención no es suficiente, porque estos hechos siguen sucediendo, y vienen desde hace muchos años".
Por ello, indicó: "La determinación de este gobierno es cambiar radicalmente la política penitenciaria, evitando estos hechos y brindándoles la mayor seguridad posible a nuestros gendarmes y también a los internos".
Respecto de la situación específica del sargento Héctor Palma, dijo que "nosotros respetamos las decisiones de los tribunales, y acatamos este fallo, que aclara cómo sucedieron los hechos y le permite al funcionario volver a trabajar en nuestras filas. La inmensa mayoría de nuestros gendarmes hacen un trabajo abnegado y sacrificado, que debemos valorar".
Explicó que "Gendarmería, durante los últimos años sufrió graves daños a su imagen por hechos puntuales y algunos algo más extendidos que debemos cambiar de raíz".
Los ex directores de Gendarmería Isidro Solís (1990-1993) y Jaime Rojas (2016 a marzo de este año) reaccionaron, señalando que lo que vivió el gendarme Palma es parte de la rutina carcelaria.
Sin embargo, Solís reparó en lo paradójico que resultó la imputación al guardia: "Con todo el respeto que tengo por las atribuciones de los fiscales, me pareció una formalización apresurada. A estas alturas, todo indica que el gendarme cumplió más allá de lo exigible sus obligaciones. Porque cuando se da cuenta, se mete en medio de la riña, desarmado, y pone su cuerpo como la única barrera de protección para estos reos". Rojas, en tanto, recalcó que Santiago Uno es una cárcel...
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