'Me es muy difícil vivir sin Doug' - 16 de Febrero de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 593663942

'Me es muy difícil vivir sin Doug'

-Decía lo mismo de siempre: "Te quiero y adoro hasta la eternidad y el infinito". Tengo una colección de más de dos mil tarjetas que me hizo. Casi siempre era una foto mía en la que ponía texto, o dos animales hablándose y uno le decía al otro "¿Puedes creer cuánto Lolo ama a Birdy?". Él era Lolo y yo era Birdy. Así nos decíamos, él nunca me llamaba Kris. Me mandaba esas tarjetas aunque estuviera sentada a menos de un metro suyo.

Hoy, además de esas tarjetas, Kristine tiene un libro, en su computador, que recopila fotografías y tarjetas de amor, que Douglas -Doug, como le dice ella- armó con la intención de imprimir cien copias, en las semanas anteriores al accidente de kayak que le hizo perder la vida, el pasado 8 de diciembre.

-Cuando me lo mostró y me dijo que lo imprimiría, le dije: "No puedes hacer eso. ¿Quién diablos va a querer ver todo eso?" Pero ahora, haremos algunas copias y la gente que sabe que existe (este libro) está desesperada por tener uno, porque es una expresión salvaje de amor, que sigue y sigue -dice su mujer conmovida, mientras revisa una vez más los textos que su marido escribió para el libro.

-Si tienes un gran amor, al final, de una u otra manera, como en la mayoría de las cosas, pagas el precio por eso, por la suerte de encontrar al amor de tu vida. Los últimos meses han sido para mí una amputación muy dolorosa y muy real de la persona que estuvo a mi lado por un cuarto de siglo. No tengo cómo describir lo que he vivido. No hay manera de expresar lo que significa perder el centro de tu vida.

Es mediodía y en Puerto Varas brilla el sol. Kristine McDivitt Tompkins viste una sencilla polera de algodón blanco y una falda verde. Alrededor del cuello tiene un collar con perlas de madera. Algo en la delicadeza de sus rasgos, su pelo cano peinado hacia atrás, sus ojos verdeclaros y su voz suave emana tranquilidad. O quizás sea la estética impecable del departamento privado del segundo piso de la Casa Kuschel, que alberga las oficinas del Parque Pumalín.

Pero desde el 8 de diciembre, tranquilidad es lo que Kristine McDivitt menos ha tenido. Este es uno de los pocos días desde el accidente que ha pasado fuera de las tres casas que la pareja armó en los terrenos australes de la Patagonia, donde se establecieron hace más de dos décadas y donde trabajaban codo a codo en la creación de parques nacionales, reservas naturales para restaurar y conservar la naturaleza. Y es el primer día en que no cuenta con la compañía de su hermano y de uno de sus nietos (hijo de Quincy, la mayor de las dos hijas que Douglas Tompkins tuvo de su primer matrimonio), quienes la acompañaron las primeras semanas después del accidente.

-Ahora me ve en un momento muy tranquilo. Pero he tenido momentos muy, muy difíciles en que la pena me lleva hacia caminos que no sabía que existían. He puesto mucho cuidado en quedarme en Pumalín o en el Parque Patagonia donde están las tierras... No he salido de los límites del parque en varias semanas.

Fue a Buenos Aires porque, dice, la invitaron a una reunión con el Presidente Macri.

-Pero volví enseguida.

Al día siguiente se reuniría con la Presidenta Michelle Bachelet y a fines de enero viajó a Estados Unidos donde se realizó una ceremonia en homenaje a Douglas Tompkins.

-Si pierdes algo tan central en tu vida, no solo en lo matrimonial, sino que para tu trabajo, para tu capacidad de reírte, tu fuente de entretención y de alegría, es difícil imaginarse la vida sin esa persona-dice ahora.

Kristine se detiene por unos instantes y dice:

-Mi pena es tan profunda que es casi primitiva. Es como el grito de un lobo bajo la luna o de una leona que perdió un...

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