Epidauro. - Núm. 28, Septiembre 2003 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56593297

Epidauro.

AutorBellessi, Diana
CargoPoema

El cardo florece en la claridad del día. En la dulzura del día se abre el higo. He aquí el país de la apariencia donde cada cosa es:

traída a la luz traída a la libertad de la luz traída al espanto de la luz Heme aquí vestida de sol y de silencio. Grité para destruir al Minotauro y al palacio. Grité para destruir la sombra azul del Minotauro. Porque él es insaciable. Él come día tras día los años de nuestra vida. Bebe el sacrificio sangriento de nuestros días. Come el sabor de nuestro pan nuestra alegría del mar. Puede ser que tome la forma de un pulpo como en los vasos de Knossos. Entonces dirá que es el abismo del mar y la multiplicidad de lo real. Entonces dirá que es doble. Que puede volverse piedra con la piedra alga con el alga. Que puede doblarse que puede desdoblarse. Que sus brazos rodean. Que es circular. Pero de súbito verás que es un hombre que trae en sí mismo la violencia del toro.

Sólo podrás ser liberada aquí en la mañana de Epidauro. Donde el aire toca tu rostro para reconocerte y la dulzura de la luz te parece inmortal. Tu voz subirá sola las escaleras de piedra pálida, Y a tu encuentro regresará la teoría ordenada de las sílabas -portadoras claras de la serenidad.

EPIDAURO

O cardo floresce na claridade do dia. Na doçura do dia se abre o figo. Els o país do exterior onde...

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