Del entusiasmo a la realidad - 14 de Mayo de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 844544686

Del entusiasmo a la realidad

La semana pasada Carlos Peña, cuya voz ha sido un sedante de racionalidad y sensatez en estos siete meses de crisis, envió a este medio una carta titulada "La política en tiempos de peste" (miércoles 6 de mayo). En ella sostiene que durante el estallido o crisis social vivimos un "momento redistributivo". Ese impulso, consecuencia del bienestar material que construimos y cuidamos durante tanto tiempo, lo lleva a hablar de una "política del entusiasmo". La elección de la palabra entusiasmo, si reflexionamos sobre su significado y sentido original, es apropiada. Y también actual.El entusiasmo tiene su raíz etimológica en theos . Por lo tanto, desde los griegos esta palabra tiene un vínculo con Dios o lo divino. Para los clásicos, el entusiasta se encontraría "inspirado" o incluso "poseído" por algún dios o deidad. Y aunque hoy el entusiasmo es solo una sana e inofensiva inspiración que apunta a una "exaltación y fogosidad de ánimo" o una "adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa" (ver diccionario de la Real Academia), en el siglo XVIII la palabra todavía tenía ese sentido peyorativo de posesión divina.Samuel Johnson, pese a ser un ferviente creyente, en su monumental diccionario de 1755, define el entusiasmo como "creencia vana en una revelación privada o vana confianza en una comunicación divina". Otro significado también sería: "calor de la imaginación, elevación de la fantasía o exaltación de ideas". Es precisamente esa "exaltación de ideas" la que puede llevarnos al fanatismo y la superstición. Y también a la intolerancia, la intransigencia y el solipsismo.La "política del entusiasmo" parece ser una definición acertada para interpretar las demandas políticas durante ese corto e intenso período de la crisis social. Su narrativa y retórica se expresaban en consignas como "correr el cerco de lo posible". Su anhelo y ansiedad por un país más justo confundían, en el calor de la imaginación, el producto económico con el maná. Su discurso de los derechos sin importar...

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