Ensayo y error, los vaivenes de los arquitectos estrella
El concepto es al menos polémico, e incluso ha llegado a ser peyorativo. ("No me llamen starchitect ", dijo Gehry en 2009 al diario británico The Independent. "No sé quién inventó esa palabra de mierda, starchitect . De hecho, creo que la inventó un periodista. Yo no soy un star-chitect , yo soy un ar-quitecto"). Y vuelve a la palestra recurrentemente: por las dudas sobre el real aporte que hacen estos edificios a las ciudades, por la homogenización que impondrían en el mundo, por el peligro de pasar el límite que separa a la arquitectura de la escultura; también por los problemas que presentan algunos de ellos -por su apuesta a la singularidad- y los sobrecostos en los que a veces caen.
El tema reapareció hace tres semanas debido a que el arquitecto español Santiago Calatrava -ganador del Premio Príncipe de Asturias y una estrella de tomo y lomo- fue imputado por la eventual irregularidad que hubo en su contratación para diseñar un centro de convenciones en Castellón (que nunca se construyó debido a la crisis económica). El caso se agregó a la demanda que la Generalitat de Valencia le hizo por no poder garantizar la reparación de la cubierta del Palau de les Arts: parte de la cual se desprendió debido a la combinación de acero y cerámica.
El Palau es uno de los edificios del complejo conocido como Ciudad de las Artes y las Ciencias, con el que Valencia pretendía transformarse en un destino turístico, que debía costar trescientos millones de euros, pero terminó llegando a más de mil millones. Y que ha tenido más problemas: el edificio de la ópera tenía asientos con vistas obstruidas y su piel comenzó a arrugarse, además el museo del lugar no tenía -inicialmente- escaleras de emergencia ni ascensores para minusválidos. Calatrava se defiende diciendo que todo se trata de "una maniobra política de los comunistas".
Otros problemas que ha tenido Calatrava son el retraso (seis años) y sobrecosto de la estación de trenes que construirá en Manhattan, en la llamada Zona Cero; un puente peatonal en Bilbao cuya superficie se vuelve resbaladiza con la lluvia; otro en Venecia que, además de su alto costo, de la demora en su entrega, de no ser armónico con la estética de la ciudad, fue declarado inseguro para la gente; un aeropuerto en Bilbao construido sin una zona de espera para los pasajeros (o con una que estaba a la intemperie y que obligó a instalar un muro de vidrio para protegerlos del frío y la lluvia); el colapso de un centro de conferencias en Oviedo; una bodega vitivinícola con filtraciones que impiden el control...
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