'Enfrentamos no solo el riesgo de una derrota electoral, sino también cultural e ideológica' - 18 de Diciembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 655751317

'Enfrentamos no solo el riesgo de una derrota electoral, sino también cultural e ideológica'

Fidel Castro. Ese día de agosto, Carlos Ominami (ex senador, ex PS) recordó de inmediato la crisis de salud sufrida por el cubano hace una década. Afectado por una peritonitis producto de una diverticulosis, Castro rehusó someterse a una colostomía y optó por otro procedimiento, que no dio los resultados esperados. Fue el comienzo de su fin.

En un hospital público de Beja -una ciudad de 25 mil habitantes, en la región del Algarve, Portugal-, Ominami se enfrentó hace cuatro meses al mismo dilema. Estando de vacaciones en el sur de ese país junto con su pareja y un par de amigos, sufrió repentinos dolores de estómago que lo obligaron a internarse de urgencia. Los antibióticos no dieron resultado y el doctor le planteó la situación y su gravedad: una peritonitis puede tener desenlace fatal. "¿Cuánto tiempo?", preguntó el ex parlamentario. Aludía al período en que debería permanecer colostomizado. Cuatro meses, fue la respuesta. Dos horas después entraba a pabellón.

Lo difícil vino luego. Primero, en el posoperatorio, cuando sintió un dolor de cabeza de una intensidad desconocida. "Cuando uno está en esos estados de sensibilidad, piensa lo peor. No debo tener solo diverticulosis, debe ser un tumor y hasta aquí no más llegamos, sentí". Se trató de un malestar pasajero, pero en las semanas siguientes se enfrentó a lo que sí era real: las limitaciones que impone una colostomía. "Yo soy una persona de buena salud; por lo mismo, la operación me produjo una sensación de precariedad, de fragilidad, y lo de la bolsita ya era... el autoestima por el suelo", recuerda ahora, al referirse a lo que significa una colostomía, en la que se le realiza al paciente una apertura en el vientre, conectando el colon con un pequeño saco plástico para la eliminación de los desechos del proceso digestivo. Inevitablemente, la situación afectó su calidad de vida, hasta en cuestiones como aceptar una invitación a comer. "Lo hice dos o tres veces y lo pasé pésimo, porque siempre tienes la angustia de que te pueda pasar algo, porque uno no controla. No me pasó, pero mi único mecanismo de control era hacer algo que me hizo daño: no comer. Entonces, bajé como ocho kilos".

Con todo, Ominami tuvo suerte y, en lugar de cuatro meses, pudo recuperarse en dos, cuando en octubre, ya de vuelta en Chile, se sometió a una nueva cirugía, esta vez reconstructiva. A estas alturas ha recuperado su vida normal (la semana pasada volvió a jugar tenis), y en esta entrevista retorna al debate público. "Animal político", como él mismo se definió en un libro escrito junto a su hijo Marco Enríquez-Ominami, no ha dejado de reflexionar. Pensar en lo que han sido años agitados en lo personal (se separó e inició una nueva relación sentimental) y en lo público -la fiscalía lo formalizó a raíz de aportes de SQM a su candidatura senatorial de 2009, en un proceso que finalmente logró ganar, al establecer los tribunales su prescripción-. También en los efectos de la relativa soledad que le significó su alejamiento de la antigua Concertación. "He visto amigos que son especialmente amigos, que incluso han corrido riesgos políticos invitándome a cosas. Pero he visto varios que miran para el techo. Y unos poquitos que, cuando pensaban que Marco podía ser el futuro Presidente de Chile, llamaban cada dos días; pasaron dos años y no llamaron más".

Por cierto, la reflexión también abarcó el actual panorama del país y de un gobierno al que califica en una palabra, "despilfarro".

"Despilfarró -argumenta- las energías transformadoras que había en Chile. La gente ya no le hace la crítica a la política educacional o a la tributaria; la idea misma de reforma hoy se puede transformar en una mala palabra. Eso pone al mundo del que soy parte en una situación difícil. Enfrentamos el riesgo de tener el próximo año no solo una derrota electoral, sino también una derrota cultural, ideológica, que nos puede dejar heridos y marginados de la...

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